Pitamiglio “El Discípulo, el Alquimista”.

Conferencia dictada por el Lic. Ubaldo Pino
En la Gran Logia de la Masonería del Uruguay en 2015.



En el cuerpo humano, como en el planeta y siguiendo la Ley Universal de “como es arriba es abajo” o “como es en el macrocosmos es en el microcosmos”, existen esos centros poderosos energéticos y alquímicos, conocidos como chacras. Sobre los que actúan directamente, efectuando la transmutación, los vegetales y minerales que se encuentran en estos centros griálicos o de poder como el nuestro. Todos estos puntos energéticos tanto en la Tierra como en el Hombre, son auténticos centros alquímicos que poseen el poder de catalizar, dirigir, transmutar y transmitir las energías. Por lo tanto curar enfermedades y lograr la armonía en lo físico, mental y espiritual.
El médico analista Carl J.Jung, contemporáneo de Piria y Pitamiglio, decía que son las puertas de acceso a la consciencia del hombre, canales receptivos de las energías cósmicas que siempre están conectados con la esencia de Dios.

Humberto Pittamiglio nace el 23 de noviembre de 1887, Montevideo arquitecto, empresario y político. Entre marzo de 1915 y diciembre de 1918, ocupó el cargo de Edil de la Junta Económico Administrativa de Montevideo, durante el Gobierno de Feliciano Viera. En este período publicó un libro titulado "Estudio sobre la iluminación de Montevideo", destacándose además su interés por la figura de José Martí, y su contribución para designar una calle de Montevideo con su nombre.
En 1916, fue elegido Presidente de la Comisión Departamental de Instrucción Primaria, y en 1919 ocupó el cargo de Ministro Interino de Obras Públicas a los 31 años.
Fue amigo del presidente Baltasar Brum, con el que había compartido aventuras en los tiempos de estudiante. A causa de esta amistad, había aceptado la responsabilidad de integrar la Junta Económica-Administrativa y hacerse cargo interinamente del Ministerio de Obras Públicas. Otro personaje notorio, en la vida y obra de Pitamiglio, fue Francisco Piria, el mítico empresario y fundador de la actual Piriápolis, y que fue su maestro de alquimia. En esta época, le agregó una "H" a su nombre Umberto, debido al simbolismo que esa letra tiene para los alquimistas. De la Ferriere, explica la función superior de esta letra que aparece en los nombres de los grandes instructores del alquimismo. Considerada la letra del poder, la H se encuentra en el monograma de Cristo, es el soplo mágico, el prana que da vida. Es también la inicial de Heliópolis nombre original de Piriapolis que habría barajado Piria. Y que, de acuerdo a la mitología utilizada en alquimia, es el lugar donde renace el ave fénix. Él después le agrega la hache porque es la octava letra del abecedario; además, de esta manera su nombre quedaba con ocho caracteres. Este número tiene un significado particular para los alquimistas: es la unión del cielo y la tierra y, también, en posición horizontal simboliza el infinito.
Humberto Pittamiglio falleció en Montevideo, el 28 de setiembre de 1966, soltero y sin hijos, víctima de una bronconeumonía. Legó sus bienes a instituciones filantrópicas y del Estado, dejando sus castillos a la Intendencia Municipal de Montevideo y de Maldonado solicitando en su testamento que parte del edificio fuera destinada a museo de acuarelas, óleos, grabados y esculturas hasta su retorno. El Sr. Humberto Pittamiglio, fue entonces un reconocido alquimista discípulo de Francisco Piria y Caballero Rosacruz iniciado en Paris, también era iniciado como Caballero Templario siendo un gnóstico cristiano que tenía un estrecho vínculo con la abadía de Monte Cassino.

Por Leyendas urbanas se conoce en la actualidad y sobre todo gracias a las nuevas tecnologías, a las fábulas destinadas a entretener, asustar o sorprender y que han pasado a formar parte del inconsciente colectivo. Por lo tanto de realidades interiores o introyectadas.
El Escepticismo por otra parte es apenas una moda ante la multiversidad de los fenómenos emergentes que incluyen la prosopopeya (dramatización) del inconsciente.
Podemos y debemos cuestionar todo lo que está a nuestro alrededor, siempre y cuando estemos dispuestos a verificar las cosas y aceptar las evidencias, aún las que corresponden al mundo de la interioridad del Ser, tanto colectivo como individual. Ser escéptico nos puede llevar casi sin darnos cuenta al negacionismo. Veo mucho más importante "entrenarse" en el pensamiento crítico. De ahí podremos valorar correctamente las Leyendas Urbanas…Justamente nuestra Institución está basada en Leyendas que las leemos como símbolos y las vivenciamos como realidades interiores.

Castillo Pittamiglio de Las Flores

Estratégicamente sobre una elevación natural, Pittamiglio se construyó su residencia de verano, bastante a imagen y semejanza de lo que era su vivienda sobre la Rambla de Trouville en Montevideo. El Castillo de Las Flores es más espectacular por su tamaño y por no tener edificios contiguos, sino que está rodeado de un hermoso paisaje con aires campestres y marítimos. De grandes dimensiones si se lo mira de afuera, tiene solo tres cuartos en la planta superior y una reducida sala en la inferior, con un sector para servicio alejado unos metros del cuerpo principal. Ya desde el jardín se puede apreciar la simbología alquímica y la presencia de ánforas y pelícanos. Al fondo, destaca la figura del Cristo. Ochenta hectáreas de bosque rodean el castillo.

El Castillo Pittamiglio de Las Flores integra un circuito místico, que cada año es recorrido por numerosos peregrinos que buscan contactarse con las fuerzas sobrenaturales. Dicha ruta abarca desde la Sierra de las Ánimas hasta la ciudad de Piriápolis. La puerta principal del castillo, ubicada en la parte superior, está tallada en roble y todavía se conserva. Aunque su fachada es impactante, las habitaciones tienen modestas dimensiones y los interiores son bastante lujosos. En el castillo todo lo que aparenta no es, y lo que no aparenta es. Por ejemplo, desde afuera se le ve como una construcción imponente, y sin embargo, adentro es más bien chico, lleno de recovecos y pasillos estrechos que conducen de una habitación a otra.
El baño es increíble. No tiene espejo, y en su lugar hay una ventana desde la que se ve el Cristo Redentor que se encuentra en el jardín. Iguales columnas, simulando tubos de laboratorio, rematados por hojas de acanto (Una antigua leyenda cuenta que Calímaco, al ver un ejemplar de esta planta enroscada en una canastilla ofrendada junto a la tumba de una doncella, tuvo la inspiración de crear la típica ornamentación de los capiteles corintios), sostienen el techo de la sala y el mismo trabajo que el Castillo de Trouville se repite en el importante torreón que mira al cielo pero al que no se puede tener acceso. Como si hubiera pocas cosas que despierten la atención, el Cristo Redentor al final del jardín y arriba del muro que rodea al castillo es una presencia cargada de misterio. El mismo lo habría traído del Portugal donde fue iniciado en la Orden del Temple con el fin de colocarlo en la punta de todo el terreno protegiéndolo. Pacientemente, la imagen había aguardado durante años en el sótano del Castillo de Trouville hasta que el último ladrillo de de Las Flores estuvo finalmente en su lugar.
Está acompañado por molduras que narran escenas acuáticas de claro contenido simbólico de la vía húmeda de la alquimia. Resistió el paso del tiempo y de las abejas que en forma permanente hacen sus colmenas en esa figura. A pesar de haber ido apicultores a sacarlas, al menos tres veces, no tuvieron éxito. Ellas siguen ahí. Sus muebles fueron entregados, también por orden de él, a las Hermanas de Caridad Hijas de María del Huerto.
Importantes personalidades han pasado temporadas en el castillo, políticos y visitantes extranjeros que encontraron allí un espacio seguro para descansar. Especialmente destaca la figura de su amigo César Batlle.

Dice la leyenda que el Castillo Pittamiglio de Las Flores albergó el Santo Grial desde 1956, luego de haber estado oculto en su castillo montevideano desde 1944.Cada cuarenta años, el Santo Grial es llevado a nuevos lugares por las jerarquías de la Iglesia, el último había sido la Abadía de Montecasino, destruida por la célebre batalla de la segunda guerra mundial. Los monjes la habrían ocultado….Con motivo de la guerra, Don Pittamiglio habría invitado a refugiarse en su castillo al Papa Pio XII, su viejo amigo Monseñor Pacelli, que ya lo habría visitado en Montevideo. Le envía una carta….y como respuesta recibe un emisario del Papa, que le traía dos cajas ornamentadas, una conteniendo una caja de habanos cubanos Montecristo y la otra…el Santo Grial. La idea era que el Santo Grial se quedara en este castillo durante mucho tiempo, aprovechando la situación de tranquilidad que ofrecía el país. Sin embargo, en la década de los ‘70 empezaron a ocurrir una serie de sucesos hostiles en la región (la dictadura uruguaya entre 1973 y 1985, el conflicto de límites australes entre Argentina y Chile que casi terminó en las armas en 1978 o la Guerra de Malvinas de 1982) que alteraron esa calma. Y justamente ese clima de inestabilidad aconsejó la necesidad de trasladar la reliquia a un lugar más seguro. Al cabo de arduas negociaciones, esto finalmente ocurrió en mayo de 1988, durante la segunda visita de Juan Pablo II a Uruguay, que en realidad fue una enorme pantalla de humo para disimular el secreto viaje del Santo Grial.
Los trámites habrían sido encabezados por una persona de íntima confianza del Papa cuyo nombre se pierde en la noche del anonimato. Desde la muerte de Pittamiglio y por 22 años, una fraternidad secreta, (de la cual habría sido Gran Maestre él mismo) habría custodiado el Grial en el Castillo de las Flores. La tarde del 7 de mayo de 1988, pocas horas después de que la comitiva del Sumo Pontífice llegara al Aeropuerto de Carrasco, este misterioso emisario llamó a la puerta del castillo Pittamiglio con una carta del Santo Padre en sus manos y solicitó que le entregaran el Santo Grial. No llegó a tenerlo en su poder mucho tiempo, pues mientras el Papa realizaba una multitudinaria celebración en el Estadio Centenario, lo puso en un avión y ordenó que lo condujeran a Salto, adonde habría de trasladarse la comitiva un par de días más tarde.
En Salto, dicen aquellos que relatan esta leyenda, que altas jerarquías de la Masonería esperaron el Santo Grial en el aeropuerto de Nueva Hespérides y lo condujeron al Colegio Hiram -calle Treinta y Tres entre Artigas y Uruguay-, donde aún hoy funciona una Logia y en cuya arquitectura destacan, a la vista de todos, cantidad de símbolos masónicos. El tesoro más valioso del mundo pasó dos noches en ese edificio. Pero la tarde del 9 de mayo, mientras Juan Pablo II llevaba a cabo una histórica misa en el parque Mattos Netto ante miles de feligreses, sus colaboradores, contando con el apoyo de las fraternidades secretas locales, desplazaron el Santo Grial en un barco a través del río Uruguay rumbo a Concordia. Una vez en la hermana ciudad argentina, la reliquia continuó su viaje hacia los Estados Unidos, no sin antes dar lugar a una serie de leyendas mágicas recientes que circulan en las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Córdoba. Aún habitantes de la zona tienen memoria de los acontecimientos vividos allí…

El Santo Grial, su mera búsqueda es similar al intento de obtención del “oro alquímico” que se realiza en el laboratorio. Las puertas son distintas, los comienzos otros, las quimeras pueden variar según las épocas, las culturas, las circunstancias. Podemos buscar el Santo Grial, el huevo alquímico, el alma de Santiago de Compostela…Pero cuando finalmente lleguemos hasta nuestra puerta y consigamos, gracias a la verdadera purificación, que se abra, encontraremos allí, siempre, al GADU.



Ubaldo Pino Cabrera



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