BENEDICTO IX: El DEPRAVADO Papa niño que abandonó 3 VECES y SE CASÓ con su prima



Pocos personajes eclesiásticos despiertan el interés que genera Benedicto IX, uno de los integrante más controversiales y oscuros del exclusivo club de los papas.
Fue el Papa Nº. 147, 147 y 150 de la Iglesia Católica. Tal desdoblamiento no se debe a una serie escatológica de reencarnaciones, sino a que fue elegido Sumo Pontífice nada menos que tres veces, de 1032 a 1044 en un primer período; de abril a mayo de 1045 en un segundo mandato y de 1047 a 1048 en un tercer período. Pertenecía a la dinastía papal (sí, tal como suena) de los Teofilactos, que le dio seis papas a la cristiandad: fue sobrino de los papas Juan XIX y Benedicto VIII y descendiente de Juan XI, Juan XII y Juan XIII. Fue electo para el pontificado cuando solo tenía 12 años de edad (algunos historiadores señalan que tenía 11 otros, 14), siendo considerado como el Papa más precoz de la historia, motivo por el que se le conoce como el Mozart o elRimbaud de los papas.
¿Cómo hizo un niño de tan corta edad para ascender hasta la Silla del Pescador?, bueno, la historia dice que el regidor civil de Roma, el Conde Alberico III, hermano del difunto Papa Juan XIX -que también era hermano del Papa anterior, Benedicto VIII- considerando al papado como una herencia de familia colocó en dicho puesto a su hijo de 12 años; para lograrlo, el Conde sobornó a toda la Curia.

Los cronistas de la época afirman que Benedicto IX «creció haciendo lo que quería, y asombró a la torpe sensibilidad de esa época, que era asquerosa y cruel, con escándalos en su vida cotidiana».
Entre los delitos que se le achacaban a este pequeño Papa estaba el de tener unas preferencias totalmente abiertas a la perversión de todas las formas que usted se puede imaginar con todo tipo de seres vivientes y a tan corta edad, ordenar eliminar personas, hechicería, satanismo y forzar a hombres y mujeres por igual a realizar acciones pecaminosas.
Debido a sus excesos, hubo un intento fallido de asesinarlo tan solo seis meses después de ser elegido Papa, en 1032. En 1035 se tiene que enfrentar a un levantamiento popular del que sale indemne gracias a la ayuda del emperador del Sacro Imperio Germánico, Conrado II, que envía tropas para combatir la revuelta, y las mantiene de guarnición en Roma para defender al Papa. Sin embargo, tras la muerte del emperador, el Imperio retira a las tropas de la Ciudad Eterna. Tras esto, se produce una nueva rebelión, y Benedicto IX se ve obligado a huir, coronándose en su lugar un nuevo Papa: Silvestre III.
Lo que está claro es que los cronistas de la época aseguran que Benedicto IX fue uno de los hombres más depravados de su tiempo, debido a sus costumbres inmorales. San Pedro Damián, cardenal benedictino, arzobispo de Ostia y reformador del siglo XI, que calificó a este papa como el Nerón de San Pedro, escribió: «Este desventurado, desde el inicio de su pontificado hasta el final de su existencia se regocijó en la inmoralidad».


San Pedro Damián alegaba que el Nerón-papa-niño, Benedicto IX, solía escaparse en las noches cerradas, del palacio del Laterano y acudía a un bosque cercano donde acostumbraba a invocar espíritus malignos, y a través de la necromancia incitaba y empujaba a las mujeres piadosas hacia la lujuria. Ciertas o no esas historias, lo que sí está verificado es que Benedicto IX vivía en el palacio pontificio como un sultán otomano, rodeado de un gran harén, al que echaba mano cada vez que sus básicos instintos así lo exigían. Si aquello no daba resultado, Su Santidad se tornaba a su hermana, con la que compartía lujuria y lecho.
Se sabe que en el palacio Lateranense, el Papa realizaba todo este tipo de perversiones comentadas anteriormente donde estaban invitados nobles, soldados y vagabundos.
También se conoce que los crímenes y pecados de este Papa-adolescente incluían robos a los peregrinos que visitaban las catacumbas de los santos mártires y un sinfín de desviaciones.
A tanto llegaron sus desmanes que el gran Dante Alighieri consideró que el pontificado de Benedicto IX fue el momento en que el papado alcanzó su nivel más bajo de degradación.



Al igual que su homónimo, nuestro contemporáneo, Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) Benedicto IX renunció al papado, pero porque no le quedaran fuerzas, o porque considerara que el gobierno de la Santa Sede era demasiado para él -como sucedió con Ratzinger-. Benedicto IX renunció por razones mucho más terrenales y humanas que esas. Su renuncia ocurrió en su segundo período como Papa. Sucedió que al finalizar su primer período fue expulsado de Roma por una muchedumbre enardecida pues, la población de la ciudad, harta que los principales focos de enfermedades venéreas salieran del Vaticano, se rebeló y le depuso, tras lo cual se eligió como nuevo Papa a Silvestre III. Pero como Benedicto IV esta muy bien relacionado, consiguió ayuda para destronar por la fuerza a Silvestre III y fue reelecto como Papa el 10 de abril de 1045. Sólo un mes después, en mayo de ese mismo año, abdicó al Papado y, no conforme de eso, decidió vender su “puesto” por la suma de 1,500 libras de oro. El hombre que “compró” literalmente la silla de San Pedro fue el Arcipreste Juan de Graciano, que luego sería llamado Gregorio VI.
¿Pero cuál fue el motivo que generó su renuncia? Pues un motivo completamente humano: se enamoró y decidió casarse. Abdicó del Papado por una mujer. Sí, Benedicto IX, cansado de tanta misa, renunció para casarse con una prima, a la que abandonaría más tarde.

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