San Miguel Arcangel: el enemigo declarado de Satanás.

San Miguel arcángel (Mija-El, Mikaiyáh o Mijaiá es decir ‘¿Quién como Dios?’) según las tradiciones judía, cristiana (Iglesias católica, ortodoxa, copta y anglicana) e islámica, es el jefe de los ejércitos de Dios. Para los cristianos, es el protector de la Iglesia y considerado abogado del pueblo elegido de Dios. La Iglesia católica lo considera como patrono y protector de la Iglesia Universal. Mientras para los Testigos de Jehová, Miguel se habría encarnado en Jesucristo. La Iglesia copta lo considera el primero de los siete arcángeles, junto con Gabriel, Rafael y Uriel. Es el encargado de frustrar a Lucifer o Satanás, el arcángel de los ángeles caídos o del mal (Apocalipsis 12:7). Por eso, en el arte se le representa como un ángel con armadura de general romano, amenazando con una lanza o espada a un demonio o dragón. También suele ser representado pesando las almas en la balanza, pues según la tradición, él tomaría parte en el Juicio final. Considerando que el Arcángel Miguel fue uno de los tres ángeles que anunciaron el nacimiento de Isaac (junto con los arcángeles Gabriel y Rafael) y protegió al pueblo de Israel durante su marcha por el desierto, actualmente el judaísmo invoca a Miguel como amparador de sus sinagogas. En la liturgia del Yom Kipur el sermón concluye con las palabras: “Miguel, príncipe de misericordia, orad por Israel”. En el Talmud, su relación con los otros ángeles se compara a la del Sumo Sacerdote, con el pueblo de Israel; de la misma forma que el arcángel Miguel habría sido el interlocutor inmediato de Moisés en el monte Sinaí. Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre plantado frente a él con una espada desnuda en la mano. Josué se adelantó hacia él y le dijo: «¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?» Respondió: «No, sino que soy el jefe del ejército de Yahveh. He venido ahora.» Cayó Josué rostro en tierra, le adoró y dijo: «¿Qué dice mi Señor a su siervo?» El jefe del ejército de Yahveh respondió a Josué: «Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es sagrado.» Así lo hizo Josué. Josué 5:13-15 Según la tradición rabínica judía, a Miguel a veces se le llama "Príncipe de las naciones", y es quien actúa como "abogado de Israel" frente a su acusador Samael o Satanás (llamado Lucifer o Luzbel), papel de defensor de los hebreos, desde los tiempos de los patriarcas bíblicos. Por tal razón, según el Rabí Eliezer ben Jacob, fue Miguel quien rescató a Abraham del horno donde había sido arrojado por Nimrod (Midrash Génesis Rabbah XLIV. 16). También fue uno de los tres hombres que visitaron a Abraham para anunciarle el nacimiento de Isaac, y que anunciaron a Lot la destrucción de Sodoma y Gomorra. Algunos Midrash describen a Miguel como el maestro de Moisés durante el Éxodo, además de ser quien protege a los israelitas frente al ejército del Faraón antes de cruzar el mar Rojo. En el Midrash Exodus Rabbah cuenta que Miguel ejerce su función de abogado de los hebreos, cuando Satán (su adversario) acusa a los israelitas de idolatría y declara que constantemente murmuraban deseando haber muerto junto con los egipcios en el mar (Ex. R. XVIII. 5). Pero según el midrash Abkir, dice que cuando Uzza, el ángel tutelar de Egipto, convoca a Miguel a pelear ante Dios, Miguel calla, pues sería Dios mismo quien defendería a su pueblo.
La veneración del arcángel Miguel en el cristianismo se basa en su mayor parte en lecturas del Nuevo Testamento y adoptando las que se refieren a él en el Antiguo. En el Apocalipsis se lee: Hubo un gran combate en los cielos. Miguel y sus ángeles lucharon contra el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya lugar en el Cielo para ellos. Y fue arrojado el Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él. Apocalipsis 12:7-9 Y en la Epístola de San Judas se vincula del culto a Miguel con las tradiciones judías: Cuando el arcángel Miguel disputaba con el diablo, la posesión del cuerpo de Moisés, no se atrevió a decir maldición sino que dijo: "El Señor te reprenda. Judas 1:9 Tal vez citando al escrito apócrifo conocido como la Asunción de Moisés, en él se menciona que Satán reclamó el cuerpo para sí, argumentando que Moisés provocó la muerte de muchos egipcios. Razón por la cual el arcángel se enfureció y luchó contra él, venciéndolo. Antiguas autoridades gubernamentales y eclesiásticas reconocieron temprano las virtudes de esta criatura alada. Por ejemplo, el emperador Constantino atribuía a Miguel la derrota de sus adversarios. Por ese motivo mandó edificar cerca de Constantinopla una espléndida iglesia en su homenaje (Michaelion, en Sosthenion). Cabe señalar también que diferentes visiones de la Virgen María incluyen alguna manifestación de la presencia del arcángel. Algunas de las apariciones atestiguadas son: la de Fátima, en el año 1916, que atestiguó haber visto al ángel arrodillarse lamentando el escepticismo de los incrédulos y rogar oración por él y por el Señor. En una posterior aparición volvió a pedir la práctica del rezo, los sacrificios y las oraciones. Aunque hubiera sido natural para Miguel, defensor del pueblo judío, ser también el defensor de la Iglesia cristiana, dándole la victoria en contra de sus enemigos, los primeros cristianos reconocieron a algunos mártires como sus protectores militares: san Jorge, san Teodoro, san Demetrio, los santos Sergio y Baco, san Artemio y otros santos, asignándole en cambio a Miguel el cuidado de los enfermos. En Frigia, donde fue venerado por primera vez, su prestigio como sanador angelical oscureció su interposición en asuntos militares. Fue desde los primeros tiempos el centro del verdadero culto de los santos ángeles. (Ver el milagro de Frigia en el apartado de la Iglesia ortodoxa). En el catolicismo se cree que se ha manifestado en varias ocasiones. Su aparición más documentada e influyente durante la Edad Media (y, de hecho, el germen del culto micaelino en la Iglesia de Occidente) fue la del monte Gargano (celebrada el 8 de mayo). En Roma hay una estatua de bronce que lo representa en lo alto del Castel Sant’Angelo, recordando cuando se apareció allí al papa Gregorio Magno (hecho celebrado el 25 de abril). Se apareció a santa Juana de Arco (en su calidad de guerrera) y a santa Margarita (en su calidad de domadora de dragones), así como en Francia, donde en la Edad Media se le dedicó el Mont Saint-Michel, y en el siglo XVII en San Miguel del Milagro, Tlaxcala, México, aparición que reproduce los elementos principales (brote de agua) de aquellas que se dieron en Gargano y en Chonæ.
Se cree que se apareció en Fátima (Portugal) en 1916, antes de las apariciones de la Virgen María, donde, postrándose, llevó el mensaje de orar a tres niños pastores (Lucía, Jacinta y Francisco) invitando a orar de la siguiente manera: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Te aman." Su fiesta es el 29 de septiembre, y desde 1970 se le celebra junto con San Gabriel y San Rafael. Se cuenta que el 13 de octubre de 1884 el papa León XIII experimentó, durante la celebración de la misa, una visión en la cual vio a Satanás y a sus demonios desafiando a Dios, diciendo que podía destruir su Iglesia si quería. Sin embargo, el pontífice pensó que si el demonio no lograba su cometido, sufriría una derrota humillante. Vio entonces aparecer a Miguel y lanzar a Satanás y sus legiones en el abismo del Infierno. Después llamó a su Secretario para la Congregación de Ritos. Le entregó una hoja de papel y mandó que se enviara a todos los obispos del mundo, indicando que la oración que había escrito tenía que ser recitada después de cada misa (y así se hizo, hasta el Concilio Vaticano II, cuando fue suprimida). Coronilla a San Miguel Arcángel. Esta oración es: «San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y las acechanzas del diablo. Que Dios manifieste sobre él su poder, esa es nuestra humilde súplica; y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.» Después del Concilio Vaticano II, el mandato de recitar esta oración al finalizar la misa fue revocado pero se puede continuar con esta práctica a manera de devoción. De acuerdo a la tradición católica, la Coronilla a San Miguel Arcángel ofrece grandes bendiciones a quien la rece, incluyendo la liberación del purgatorio de la persona que reza, de sus familiares y seres queridos. Algunas Iglesias, surgidas directamente en tiempos de la reforma protestante, como la anglicana o la luterana, comparten la mayoría de las ideas sobre el arcángel Miguel con las Iglesias católica, copta y ortodoxa. Pero no es así con las denominaciones restauracionistas (como los Santos de los Últimos Días, Adventistas y los Testigos de Jehová), cuya teología respecto a este arcángel difiere de la teología de la iglesia católica. En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Miguel y Adán se consideran la misma persona y es al único al que se le denomina arcángel. La referencia más antigua que hacen al nombre de Miguel se encuentra en su libro Doctrina y convenios. Los testigos de Jehová creen que Miguel y Jesús son una misma criatura espiritual, tanto antes de venir a la Tierra como después de regresar al cielo. El título arcángel aparece solamente en dos versículos de la Biblia. En ambos casos, la palabra arcángel está en singular, lo que parece indicar que solo un ángel lleva este título. Hablando de Jesús, la Biblia dice que “el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel” (1 Tesalonicenses 4:16). Según este pasaje, Jesús tiene voz de arcángel. Por este motivo, los testigos de Jehová concluyen que Jesús mismo es Miguel, el arcángel. Por su parte los Adventistas del Séptimo Día en sus creencias fundamentales confirman la divinidad de Jesús, no como un ser creado, sino como Dios mismo con autoridad completa y poder total, mas admiten que es el mismo que el arcángel Miguel. En la tradición islámica, Miguel reside en el séptimo cielo y aparece siempre en segundo lugar después de Gabriel, ya que cuando Alá creaba a Adán, envió a Gabriel primero y luego a Miguel para llevar la arcilla de la que sería formado el hombre. En el islam, se cree popularmente que hay una cantidad incontable de ángeles, del cual Miguel es el ángel asociado a la entrega de bendiciones. Además, los ángeles son nombrados por departamentos, del cual Miguel es el principal ángel de las bendiciones. Algunas de sus apariciones México: La primera aparición de la que se tiene registro del Arcangel San Miguel, data de 1631 en el pueblo de San Bernabé Capula, municipio de Nativitas, en Tlaxcala. Diego Lázaro de Francisco fue el primero a quien el arcangel se le apareció, y sería la primera de tres de la apariciones que tendría el Arcangel San Miguel a Diego, que tenía apenas 17 años de edad. “Aquí en Tlaxcala, como en muchos lugares de América, por nuestra piedad popular, hasta hoy se siguen haciendo procesiones donde se lleva la imagen de algún santo, y se va acompañando en oración, con cantos, con alabanzas y se cuenta que así precisamente Diego de San Lázaro iba en esa procesión, y ahí es donde recibe precisamente la primera aparición del Arcángel San Miguel”, dijo el vocero de Diócesis de Tlaxcala, Cristobal Gaspariano.
Oración a San Miguel Arcangel utilizada durante los exorismos. “Glorioso príncipe de la corte celestial, San Miguel arcángel, defiéndenos en el conflicto que tenemos que sostener contra los principados y potestades, contra los gobernantes del mundo de esta oscuridad, contra los espíritus de maldad en los lugares altos. Ven al rescate de los hombres que Dios ha creado a su imagen y semejanza, y a quienes ha redimido a un alto precio de la tiranía del demonio. San Miguel arcángel, eres tú a quien la santa iglesia venera como su guardián y protector; a quien el Señor ha encargado llevar al cielo a las almas redimidas. Ora, por lo tanto, al Dios de la paz para someter al demonio bajo nuestros pies, para que ya no retenga a los hombres cautivos ni lesione a la Iglesia. Glorioso príncipe celestial, presenta nuestras oraciones al altísimo, para que sin demora pueda derramar su misericordia sobre nosotros. Agarra al dragón, a la serpiente antigua, que es el demonio y satanás, átalo y échalo al abismo sin fondo, para que ya no seduzca a las naciones. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.”

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