Leyendas Americanas: el sacerdote sin cabeza.

El sacerdote sin cabeza, también conocido como el Cura sin cabeza, es un personaje perteneciente a una leyenda colonial del folklore latinoamericano, el cual es descrito como el fantasma de un sacerdote sin su cabeza. Tendría su origen en El Salvador, pero se extendió por toda la América Latina. Se encuentran versiones de la misma en México, Centroamérica, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Uruguay y Argentina. Sus orígenes parecen remontarse a la época de la evangelización colonial donde la Iglesia era la ejecutora de castigos. Como revancha a la opresión, el relato popular se lo toma con el sacerdote, castigado eternamente por algún horroroso pecado. En América Latina, los orígenes de la leyenda del padre sin cabeza parecen estar relacionados con las ejecuciones de los misioneros católicos durante la época en que comenzaba la difusión del Cristianismo en América, donde estos sacerdotes y monjes eran vistos, especialmente por los hacendados y caciques de la época que querían mantener el poder, como una amenaza, o bien, por no comulgar con el sentir de la propia Iglesia Católica de ese entonces, lo que llevaba a la ejecución de estos sacerdotes, muchas veces contra la voluntad del mismo pueblo, en el marco de la Inquisición Española. Tal es el caso, por ejemplo, del asesinato de Fray Antonio de Valdivieso, sacerdote dominico y uno de los defensores de los derechos de los indígenas durante la colonización española de América, quien fuese asesinado a puñaladas en 1549 en León, Nicaragua. En este caso, la leyenda surgiría como una forma velada de recordar al sacerdote entre el pueblo llano. Su fantasma se levantaría en la oscuridad reclamando por una justicia que no le ha sido dada todavía. La eterna presencia de la aterradora imagen del padre sin cabeza es tal vez el testimonio lejano del aborigen y el eco remoto de aquellas voces expresando el terror vivido con la muerte de uno de sus primeros defensores, considerado sin duda como la cabeza de un pueblo completamente desmembrado. Parece que la comunidad aborigen que por tanto tiempo permaneció acéfala, desarticulada, trastornada y sin esperanza, guardó horrorizada el recuerdo de un verdadero guía en toda su dimensión y creó el mito del padre sin cabeza a partir de la analogía basada en su propia visión de la realidad. Con la imagen del alma en pena del sacerdote que dio la vida por sus siervos, se ilustra la tragedia de un pueblo que pierde a un caudillo que es en fin de cuentas como un cuerpo privado de la cabeza. Es decir, que un pueblo sin jefe es como un cuerpo acéfalo que camina sin rumbo cierto por los caminos de la vida. Cuenta la leyenda que por las noches aparece de la nada el fantasma de un sacerdote (monje católico), vestido con el hábito usual de su orden o con sotana, pero con la particularidad de que no tiene cabeza, por lo que causa terror y pánico entre la gente. Algunas versiones de la leyenda del sacerdote sin cabeza coinciden en que el personaje se trataba de un cura católico cuyo comportamiento no era el adecuado para una persona de su investidura, quien, como castigo por sus actos, fue decapitado, o bien, se trataba de un sacerdote que fue injustamente decapitado por sus enemigos, tras lo cual su fantasma se aparece deambulando por las noches, ya sea por las calles o en ermitas, iglesias y otros recintos religiosos, buscando desolado su cabeza, espantando a los pecadores, o como mudo testigo que reclama justicia por su muerte. También se dice que en algunas ocasiones se aparece en el interior de recintos religiosos celebrando misa, o bien, en el interior de algunos locales como antiguos colegios o edificios donde se rumora que ha muerto un sacerdote en extrañas circunstancias.
México En México, la leyenda tiene especial difusión en la ciudad de Tonalá, en el estado de Jalisco, donde se narra la historia de un sacerdote que fue colgado en la calle Pedro Moreno, en el centro de la ciudad, durante la época de Los Cristeros. Se cuenta que a medianoche en las inmediaciones de la Parroquia de Santiago Apóstol, en el trayecto que se localiza entre el arco y el campanario, quienes por ahí pasan ven la silueta del sacerdote sin cabeza, pasando por el arco, hacia el lado oriente de la calle, mientras sopla un viento helado.6​ En el estado de Yucatán, se le conoce como Kulkalkin, donde se cuenta versión aún más antigua que cuenta que este, alguna vez, fue un sacerdote maya que fue decapitado (o bien no se sabe muy bien el motivo de su muerte), perdiendo así su cabeza y su alma en pena vagaba por los caminos buscando su cabeza. Con la llegada de la colonización en Yucatán, este se transformó desde un sacerdote maya a un sacerdote católico, es decir, cambió a ser un sacerdote con traje como los usan los sacerdotes de la religión católica. Se cuenta también que este rapta a niños malcriados o desobedientes; se utiliza la leyenda del Kulkalkin para atemorizar a los niños desobedientes. Guatemala En Guatemala, en las catacumbas de las iglesias más antiguas como La Merced, Catedral, Santo Domingo y San Francisco, hay quienes aseguran haber visto más de alguna vez a un fraile que al caminar no pisa el suelo, al verlo fijamente es transparente y no tiene cabeza. Pese a no tener cabeza sabe a dónde dirigirse porque cuando lo llaman o quieren entrar en contacto con él, se desaparece dejando a quien lo vio una sensación de malestar, náusea, miedo, escalofríos y de tener las piernas hinchadas como si estuvieran enfermos de gota. En Santiago de Guatemala hay una leyenda de un cura sin cabeza que se aparecía entre las ruinas de una iglesia destruida por el terremoto de San Miguel en 1717, y que su función sería la de guardar un tesoro oculto bajo el altar mayor del convento de Santa Clara. La leyenda dice que el fantasma repartía oro entre la gente pobre, y que solamente al recibir la dádiva, las personas se daban cuenta de que no tenía cabeza.8​ Las víctimas más frecuentes eran los arrieros. En sus largas travesías con sus recuas de mulas se lo encontraban en cualquier recodo del camino. Veían venir un fraile o cura, de sotana negra y estola blanca, de estatura alta, pero le faltaba la cabeza. El arriero detenía el paso. El espanto se iba acercando y cuando estaba a unos diez metros de distancia desaparecía. El arriero sentía un frío helado tratando de paralizarle. Luego continuaba su marcha y unos pasos más adelante miraba hacia atrás y esto lo dejaba perplejo, pues el cura había pasado y continuaba caminando. Otros dicen que el cura llevaba la cabeza debajo del brazo envuelta en unas hojas sanguinolentas y amarradas con bejucos recogidos en el bosque. En algunos pueblos llega hasta sus calles al amanecer cuando no hay luna, las recorre y luego desaparece, pero la persona que se lo encontrara, quedaba muda, se paralizaba por mucho tiempo. El Salvador Por lo que sabemos, hay dos versiones distintas de la leyenda del padre sin cabeza. En la primera se cuenta que un sacerdote se enamoró de una mujer y abandonó la Iglesia para casarse con ella. Lo anterior visto desde la óptica de la Iglesia, significa que el pobre cura estaría condenado a pecado mortal por la eternidad. Es decir, dejar sus votos de castidad para contraer nupcias. Mientras tanto, en la segunda leyenda que tiene que ver con el sacerdote descabezado, podemos decir que la gente mayor asegura que hace mucho tiempo hubo una fuerte revuelta en el Salvador y que uno de los padres de la Iglesia fue quien convenció al pueblo para que se levantara en armas en contra del gobierno colonial. Hubo muchas batallas en las que el cura pudo salir airoso. Sin embargo, en una de las últimas escaramuzas, el ejército español logró apresar a los revoltosos y el padre fue condenado a la pena de muerte. Además, en dicha narración se deja en claro que el alma del sacerdote, sale cada viernes del año de la Iglesia del Rosario, para hacer un recorrido por las principales calles de la ciudad. Por otra parte, no sólo en la capital se le ha visto al padre sin cabeza, sino que también en poblaciones tales como Santa Ana o en Cojutepeque. Ecuador En Ecuador, se cuenta que el descabezado era un sacerdote que mantenía una relación prohibida con una mujer. A media noche cabalgaba por las calles escondiendo su cabeza debajo del hábito para no ser reconocido, para visitar a su novia, pero unos jóvenes temerarios con un par de copas de más le tendieron una trampa. Cruzaron una cuerda a su paso, el cura no la advirtió, cayó del caballo y se conoció la verdad. Versiones iguales a esta pueden escucharse en ciudades como Quito o Cuenca.
Uruguay En Uruguay, se narra la leyenda de una monja sin cabeza que se suicidó en su claustro en el antiguo Colegio y Liceo de Nuestra Señora de la Misericordia, en Pocitos, Montevideo, por una pena de amor (estaba enamorada de un sacerdote), y que se aparece por los pasillos del antiguo colegio mientras el piano del salón de actos empieza a tocar solo. Argentina En la ciudad de Salta, en la Argentina, existe también una historia sobre un misterioso cura sin cabeza que se aparecía en la Iglesia de la Viña, camposanto de los primeros habitantes de Salta, el cual solo aparece durante la luna llena. Su origen estaría en los antiguos sacerdotes jesuitas que realizaron tareas evangelizadoras en la región de Calilegua durante la Colonia Española, y la pérdida de la cabeza sería producto de la violencia con la que los pueblos aborígenes castigaban a sus invasores.

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