La Iglesia Católica Arriana en nuestros días. La supervivencia de una herejía del S III.

Aunque el término "arriano" podría sugerir que Arrio, sacerdote libio nacido en el siglo III denuestra era, fue el fundador de la doctrina que lleva su nombre, el debate sobre la relación precisa entre el Hijo y el Padre no empezó con él; Arrio simplemente intensificó la controversia y la llevó ante un público más amplio de la iglesia, donde otros "arrianos" como Eusebio de Nicomedia demostraron ser mucho más influyentes a largo plazo. En cualquier caso, como el conflicto entre Arrio y sus enemigos llevó el asunto al primer plano teórico, la doctrina que él proclamaba creer, aunque no es originalmente suya, es etiquetada como suya. El arrianismo partía de una premisa polémica, un gran conflicto teológico que en el siglo IV golpeó al mundo cristiano y produjo así la convocatoria, realizada por Constantino en un rol más de Papa que de Emperador, del primer concilio ecuménico de la iglesia. Esta controversia se centró en la naturaleza del Hijo de Dios y su relación precisa con Dios Padre. En el Concilio de Nicea, compitieron muchas fórmulas cristológicas. Después del concilio de Nicea, los ortodoxos (seguidores de las “formas correctas”) trabajaron para ocultar el desacuerdo, poniendo al arrianismo como desobediente a la "norma". La fórmula de Nicea fue una solución rápida a un debate cristológico que no contaba con ningún acuerdo previo. La afirmación de que Jesucristo fue creado por Dios Padre y está subordinado a él; la enseñanza arriana se opone a la creencia ortodoxa acerca de la naturaleza divina. Entre los primeros cristianos se enseñaba que Cristo había preexistido como Hijo de Dios desde antes de su encarnación en Jesús de Nazaret, y que había descendido a la Tierra para redimir a los seres humanos y apareció el arrianismo asegurando que Dios Padre y Dios Hijo no habían existido juntos desde siempre, sino que el Logos era un ser divino creado por Dios Padre y que estaba subordinado al Padre. Esta creencia se basa en varios textos bíblicos, pero especialmente en un párrafo del Evangelio según san Juan donde Jesús declara: Habéis escuchado que os he dicho: «Me voy y vuelvo a vosotros». Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Evangelio según san Juan 14:28 Con la celebración del Concilio de Nicea se definió como verdad absoluta la doctrina trinitaria. Constantino invitó obispos cuyas sedes estaban dentro del Imperio romano; la mayoría de los obispos eran orientales, si bien participaron también dos representantes del papa Silvestre I. También estuvo presente Arrio y algunos pocos defensores de sus posiciones teológicas. La posición contraria a Arrio fue defendida, entre otros, por Alejandro de Alejandría y su joven colaborador, Atanasio de Alejandría. El debate del concilio fue tan apasionado que Nicolás abofeteó a Arrio mientras hablaba, en tanto que otros se retiraban ofendidos tapándose las orejas.
La mayoría de los obispos estuvieron finalmente de acuerdo en un credo, conocido posteriormente como el credo de Nicea. Este incluía la palabra "homousiano", que significa "consustancial", o "uno en esencia", lo que es incompatible con las creencias de Arrio.
El concilio se pronunció entonces contra los arrianos por abrumadora mayoría, pues solo Theonas y Segundo rechazaron firmar el símbolo niceno y fueron -junto con Arrio- desterrados a Iliria y excomulgados. Constantino I quizá pudo influir sobre temas teologales, de lo que si se encargó fue de dar el marco físico y político al concilio, con el fin de evitar que los disensos dogmáticos (herejías) pudiesen desembocar de hecho en una fractura política del Imperio. Terminado el Concilio ordenó que las obras de Arrio fueran confiscadas y quemadas, mientras que sus partidarios fueron considerados como "enemigos del cristianismo". Sin embargo, la controversia continuó en varias partes del imperio. Pasaron sus años y poco antes de quitarle la excomunión Arrio muere. Sócrates Escolástico describe la muerte de Arrio de un modo legendario y fabuloso: envenenado y con las entrañas desgarradas… pero no moriría con él la herejía. El arrianismo continuó existiendo durante varias décadas, aunque el aparente resurgimiento se debió más bien a una reacción antinicena que a algo propiamente arriano. A finales del siglo IV, se había erradicado todo resto de arrianismo en el seno de la jerarquía oficial de la iglesia romana, que era trinitaria. En la Europa Occidental, el arrianismo, que había sido predicado por Ulfilas, un misionero arriano, entre las tribus germánicas, era dominante entre godos y vándalos y, más tarde, fue significativo entre los lombardos; pero dejó de ser una creencia mayoritaria en estas tribus en el siglo VIII, a medida que los reyes de esos pueblos fueron adoptando gradualmente el catolicismo. Ulfilas, como si fuese un precursor de los actuales Testigos de Jehová, también enseñaba que Cristo era divino/sagrado y que fue enviado a la Tierra para la salvación de la humanidad, pero que Jesucristo no era igual a Dios Padre (el infinito) en el escalafón y que Dios Padre y el Hijo de Dios no eran iguales al Espíritu Santo (que sería el poder de Dios Padre). En el arrianismo, Cristo no era consustancial con Dios Padre porque, aunque tanto el Padre como el Hijo habrían sido una esencia, no eran la misma esencia ni el mismo ser: Dios Padre es una deidad y es divino y el Hijo de Dios no sería una deidad, pero sí sería divino.
Pero insistían, con variantes y pactos, subsistiendo a través de la historia. En Polonia aparecieron los socinianos, una denominación nacida luego de la Reforma Protestante y fundada por Fausto Socino; no creían en el aspecto divino de Jesús, y como abiertos antitrinitarios consideraban que en Dios hay una única persona y que Jesús de Nazaret no existía antes de su nacimiento, aunque nació milagrosamente de la Virgen María por voluntad divina, por lo que en alguna medida podrían ser considerados herederos del arrianismo. Teologías actuales surgidas en la Iglesia católica son acusadas de reproducir esquemas arrianos, con una presentación no cristológica de Jesús. En 2007 el teólogo José Antonio Pagola en su libro Jesús, aproximación histórica, llega a afirmar que Jesús hacía una negación de su conciencia filial divina. Esta «herejía» católica sigue en la mente de algunos miembros de la Iglesia: por lo general, se cree que determinadas nuevas eclesiologías combinan la teología liberacionista con el nuevo arrianismo científico, surgido de determinadas corrientes historicistas en la investigación bíblica, en oposición a la doctrina oficial de la Iglesia… Y llegamos al punto central de este nuevo artículo. Hace unas décadas nació en Inglaterra una iglesia inglesa moderna, llamada Sagrada y Apostólica Iglesia del Catolicismo Arriano (The Holy Catholic and Apostolic Church of Arian Catholicism), que dice seguir las enseñanzas de Arrio y que lo canonizó el 16 de junio de 2006. Se presentaron siete puntos “importantes” que respaldaron la veneración de Arrio, que incluyeron dos milagros, el martirio de Arrio y un punto de la Ley Eclesiástica Católica que establece que se puede otorgar la beatificación si hay evidencia de veneración pública inmemorial durante más de 100 años antes de la promulgación. Su doctrina dice que solo el Padre es el Dios absoluto y que Jesús tuvo un comienzo, en la carne, y que está subordinado al Padre. Enseñan también que Jesucristo era el mesías redentor sin pecado, aunque no aceptan el nacimiento virginal de Jesús, la resurrección del cuerpo de Jesucristo, la divinidad o la adoración de Jesús ni la infalibilidad de Jesús, lo que los sitúa en una posición opuesta al propio Arrio (más cercanos a Socino), que sí aceptaba todo eso, con excepción del nivel de divinidad de Cristo.
Aunque, según el propio Arrio, Cristo existía antes de María, esa iglesia arriana cree que no. Dicha iglesia cree que Jesús era el hijo natural de José y María y que el Espíritu Santo supervisó la concepción, y también enseñan que la resurrección de Cristo no fue en la carne, sino que fue espiritual. De hecho, su credo "católico arrio" es una creación moderna, no una fe antigua. Su fundador señala ser de la dinastía Hanson que abrazó el arrianismo desde hace varios siglos. De más está decir que para esta forma de catolicismo todas las religiones trinitarias son herejes (romanos, no romanos, ortodoxos, luteranos y la lista sigue) Una de sus autoridades religiosas es Michael John Mackenzie Hanson. El escudo muestra las armas personales del arzobispo primado con un omóforo (palio) y Crismón asignados a la ecclesia arriana en el exilio por el difunto arzobispo de Argentina, Antonio Caggiano, en 1975. El Báculo del Obispo representa el estatus de Oblato Laico del Arzobispo Primado, mientras que el Galero verde y la cuerda verde y dorada que sostiene 15 borlas a cada lado representan un Arzobispo Primado y Patriarcado. El lema: "Sola Virtus Invicta" es latín y significa "La virtud sola es invencible" y es el lema familiar del Arzobispo Primado.
Los testigos de Jehová guardan ciertas similitudes con el arrianismo, en el sentido de que ambas doctrinas consideran a Jesús como el unigénito del Dios Padre, y no como Dios mismo. Estos han sido llamados a veces "arrianos modernos" o "semiarrianos", normalmente por sus oponentes. Aunque hay algunas similitudes significativas en su teología y su doctrina, los Testigos de Jehová difieren de Arrio en lo de que el Hijo puede conocer por completo al Padre (algo que Arrio negaba), y por su negación de la personalidad literal del Espíritu Santo. Arrio consideraba que el Espíritu Santo era una "fuerza activa" de Dios, o una "energía", que no tenía comienzo, y que no era un sujeto existente, al igual que lo piensan los Testigos de Jehová. Los arrianos originales también rezan directamente a Jesús, mientras que los Testigos de Jehová oran a Dios, aunque Jesús (quien en su rol divino sería San Miguel Arcangel) es un mediador, es decir, oran en nombre de Jesús. Los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días más conocidos como mormones han sido acusados a veces de ser arrianos por sus detractores. No obstante, su cristología difiere en varios aspectos de la teología arriana. Bueno, como hemos podido comprobar, 18 siglos de historia no pudieron desaparecer a la herejía más peligrosa que acosó al catolicismo. Podríamos decir que triunfaron? A simple vista si… mientras perdure su mensaje la herejía seguirá viva.

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