Mesías en la historia: Simón el MAGO, el "otro" Jesús.



A lo largo de la historia ha habido muchos personajes que se han autroplocamado el Mesías, muchos de estos fueron contemporáneos de Jesús; Simón Magnus, conocido también con el nombre de Simón el Mago, es quizá uno de los casos más interesantes y de los que menos se tiene conocimiento, de él se menciona muy poco en la Biblia en Hechos 8:9-24; pero en los escritos apócrifos existen muchas referencias de este personaje.

Simón el Mago, fue un líder religioso samaritano contemporáneo a Jesús y es considerado como “El padre de la gnosis.” Nació en Gitta, Samaria; se declara el verdadero Cristo y predica su doctrina acompañado de Helena, una prostituta de quien afirmanban sus seguidores era la encarnación del pensamiento divino. Simón Magnus usaba la magia y se dice incluso que hacía milagros; algunos escritos apócrifos dicen que Simón levitaba. Sus detractores, entre ellos discípulos de Cristo como Aquila y Niceto, reconocían que Simón el Mago era capaz de realizar los milagros que Jesús, éstos no eran debidos a una naturaleza divina del “impostor”, sino a la magia, y recordemos que ya desde el cristianismo primitivo la magia fue absolutamente rechazada.

Además de Aquila y Niceto, es posible encontrar otras referencias de Simón el Mago en San Justino Mártir e Ireneo quienes cuentan que Simón era adorado en la forma de Zeus (principal dios de la mitología griega) y Helena en la de Atenea (diosa griega de la sabiduría). Hipólito, por su parte, da informaciones muy detalladas del “Simonianismo.” Algunos afirman incluso que Simón el Mago pudo ser Pablo de Tarso una vez que se convirtió al Cristianismo.
Es curioso que en el Nuevo Testamento sólo se mencione en una ocasión, se le presente como un adversario de cristo y teniendo un conflicto con Pedro, el principal discípulo de Jesús:



De esta manera, vemos como para los primeros cristianos Simón el Mago era no sólo un impostor, sino una especie de Anticristo, el adversario de Jesús. Sin embargo, sus seguidores se extendieron desde Samaria hasta Fenicia y durante buena parte del siglo I fue un movimiento muy fuerte. No es de sorprender que Simón apenas sean mencionados en el Nuevo Testamento, conforme los cristianos fueron ganando terreno y el cristianismo se extendió por Occidente, es evidente que los textos bíblicos se fueran ajustando a lo más conveniente para esta naciente religión.
Aunque en textos apócrifos hay varias referencias a Simón el Mago, ninguna de ellas se menciona con certeza el lugar y circunstancias de su muerte, hay dos teorías de su muerte: en el escrito apócrifo de Hechos de Pedro, se decía que mientras Simón mostraba a Pedro que podía volar, sufrió una caída y murió; la otra teoría proviene también de un escrito apócrifo donde Simón discutía con los discípulos y Pedro le pide que sea enterrado y resucite al tercer día, Simón es enterrado pero no hay tal resurrección.

Otra de las historias sobre Simón el Mago que encontramos en la es la que nos narra cómo el samaritano hacía ostentación de sus poderes volando frente al emperador Nerón, como demostración de su divinidad, pero entonces los apóstoles Pedro y Pablo pidieron a Dios que detuviese aquel despropósito, y entonces Simón cayó al suelo de bruces, siendo apedreado e increpado por las multitudes.
Lo más curioso de la historia de Simón es que se autoproclamó como el verdadero mesías, y predicaba acompañado de su fiel seguidora Helena, a la que muchos consideraban como la manifestación de la divinidad.

También había quien reconocía la capacidad de Simón de realizar prodigios, pero no debido a una condición divina sino a su dominio dela magia, por eso su apodo de “mago” puede ser usado también de forma despectiva. Sea como fuere, Simón el Mago fue considerado por los primeros cristianos como un impostor y un falso mesías, llegando a ser calificado como el anticristo o incluso el antagonista de Cristo, pero a pesar de ello logró reunir a un gran número de seguidores.

La figura de Simón fue vetada en las escrituras y ni siquiera se hace una mención clara acerca de su posterior destino, habiendo dos posibles desenlaces para su vida. En primer lugar se cuenta que falleció al ser lapidado ante Nerón cuando su vuelo fue interrumpido por las oraciones de Pedro y Pablo, y en segundo lugar hay una historia que cuenta como Simón fue retado a ser enterrado vivo y resucitar al tercer día, y pese a que fue enterrado jamás logró abandonar su tumba.

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