La Cena Muda, una tradición Victoriana que perdura hasta nuestros días.

 

La cena muda, es una famosa tradición pagana de origen celta, celebrada más que todo en Gran Bretaña y llevada a otros países como Estados Unidos o España, en la que se intentaba adivinar la fortuna o el futuro con los asistentes que fueran a una peculiar cena: cabe destacar que los invitados serían espíritus o espectros.

La comitiva se solía o suele celebrar a finales de octubre y principios de noviembre, debido a ser el mes de los santos difuntos. La comida tiene varios significados: algunas personas hacían tal tradición con la iniciativa de conmemorar a sus muertos honrándolos con sus platillos favoritos y hablando bien de ellos, los vivos dicen algunas palabras conmovedoras sobre sus fallecidos y los muertos se regocijan con estas.

Sin embargo, la cena muda se realizaba con otro objetivo: conocer el futuro. Existía la tradición y solían realizarlo las mujeres jóvenes a las cuales les causaba mucha curiosidad saber con quién terminarían casándose, hay que considerar que antes ese tipo de decisiones recaía en los padres y en muy rara ocasión las jóvenes casaderas tenían voz o voto con quien vivirían el resto de sus días.

Para realizar el ritual era necesario hacer lo siguiente: la cena tenía que tener lugar a la medianoche del día de Halloween, se debía celebrar en un sitio donde nadie interrumpiera el momento, los asistentes no debían pronunciar ni una sola palabra, porque si lo hacían el hechizo se rompería. Todo se debía encontrar al revés desde la cubertería y lo que estaba en la mesa hasta la posición de las sillas, cada comensal debía tener una silla vacía a su lado y las comidas también debían iniciar por el último plato, el postre. Había que estar atento a todas aquellas posibles señales que revelaran el futuro: el parpadeo de las velas, un olor, un sonido y la más importante, la llegada del futuro marido.

Si ningún espíritu llegaba, se presumía que la chica se quedaría solterona o de lo contrario si veían un ataúd significaba que no vivirían los suficiente para conocer a su futuro esposo.

 En un diario del estado de Missouri, se cuenta que tres jóvenes llevaron a cabo la famosa cena muda, una de los jóvenes vio el espectro de un apuesto joven que sostenía un cuchillo que dejó caer, la joven lo recogió y cuando años más tarde contrajo nupcias, la chica le mostró el cuchillo a su marido, quien entrando en un estado de cólera terminó matando a su esposa.

  

En la actualidad han quedado atrás las cenas adivinatorias y se han puesto en furor las conmemorativas, donde un grupo de personas se reúne para honrar a los difuntos aprovechando el velo místico que rodea el 31 de Octubre. Al igual que el ritual original la cena se celebra con todo al revés: cubertería, los platos (con el postre al último), la iluminación debe ser proporcionada por unas velas y por supuesto hay que dejar espacio libre para los invitados.

También se puede poner algunas fotografías de los difuntos y llevar cartas que se quemarán. Para terminar la cena se despedirán de forma silenciosa, dando las gracias por la visita. Como gesto de hermandad, se dice que se suele dejar manzanas en el suelo o ventanas para aquellos espíritus que no tienen a nadie que los espere.


 

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