San Valentín: el estado permanente de enamoramiento...
¿Se ha preguntado de dónde viene el día de los enamorados, las cartas y chocolates? si le intriga y quiere saber más tiene que tener en cuenta que esta ‘festividad’ fue tomada por los católicos para recordar a San Valentín, conocido también como el santo de los enamorados.
Sin embargo, para llegar a la historia del primer San Valentín hay que devolverse al año 270 cuando en la antigua Roma tenía 15 dioses para cada situación, mientras la iglesia cristiana convertía en la clandestinidad a los paganos. Allí en este contexto se encontraba Valentín, un médico romano convertido al cristianismo, que estaba en contra de la ley que prohibió a los jóvenes soldados casarse, porque según el emperador así eran mejores solteros.
Valentín le pareció injusta esta medida contra los enamorados por lo que decidió casar en secreto a las parejas jóvenes en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Al poco tiempo el emperador Claudio II se dio cuenta de la rebeldía de Valentín, por lo que sin dudar lo decapitó, convirtiéndolo en el mártir de los enamorados.
Otra historia cuenta que San Valentín logró convencer a Claudio II de convertirse al cristianismo siempre y cuando sanara a su hija ciega de nacimiento. Valentín se encomendó a Dios para hacer el milagro, pero no contó con que se iba enamorar de aquella mujer. Sin haberla sanado de su ceguera, Valentín la despidió antes de su ejecución con una carta de amor firmada ‘de tu Valentín’.
“San Valentín no tiene nada que ver con el día de los enamorados” es lo que dicen algunos historiadores de la antigua Roma que encontraron que por esa misma fecha (14 de febrero) se celebraba el día de la fertilidad y también el día donde los romanos celebraban más matrimonios.
Sin embargo, el papa Gelasio I celebró el 14 de febrero de 494 el día de San Valentín, fecha que sirvió durante 15 siglos para recordar al mártir. Luego el papa Pablo IV y el concilio del Vaticano II eliminaron la celebración en 1969. Así fue como la iglesia intentó desvincular a Valentín de la celebración comercial que por estos días las empresas aprovechan para vender dulces y cartas de amor a nombre de San Valentín.
La historia de San Valentín de Roma
Según la tradición, San Valentín de Roma fue un sacerdote romano que acompañaba espiritualmente a los cristianos que habían caído presos en las persecuciones contra los practicantes de esta fe y les ayudaba a prepararse para el martirio y la muerte.
Otra versión cuenta que se trataba de un sacerdote que, pese a que las autoridades romanas prohibían contraer matrimonio a los jóvenes soldados, por considerar que serían mejores combatientes si no tenían ataduras familiares, se dedicaba a casar a las parejas en secreto según el rito católico.
Cuando fue descubierto, Valentín fue sometido a martirio y finalmente decapitado.
Una última (y poco creíble) versión cuenta que el sacerdote Valentín fue apresado y se enamoró de la hija de su carcelero, a la que dedicó una apasionada carta de amor que firmaba como “de tu Valentín”, lo que se convertiría en el origen de la tradición de enviar las cartas y postales de amor que intercambian los enamorados cada 14 de febrero.
Fue durante el siglo XIX cuando, en los países anglosajones, comenzó la tradición de intercambiarse postales con mensajes amorosos en el Día de los Enamorados. Poco después, a la costumbre de las postales se sumaría la de obsequiar a la pareja con otros regalos como rosas, bombones y joyas.
Ya bien entrado el siglo XX, el comercio y la publicidad recogieron la figura de San Valentín, alentaron su patronazgo sobre los que estaban tocados por las flechas de cupido o los que pretendían estarlo y lo aprovecharon para convertir el 14 de febrero en una fecha señalada en la que aumentar sus ventas.
La herencia Romana
La Lupercalia era un fiestón al más puro estilo romano. Corrían los licores y la comida. Los hombres sacrificaban una cabra y un perro y después utilizaban las vísceras de los animales como látigos contra las mujeres. También hacían un sorteo, sacando nombres de mujeres de una jarra. Las parejas formadas al azar se dedicaban al sexo durante los días del festival, o más allá si es que congeniaban. Todo muy divertido, pero poco cristiano.
Así que en el siglo V se acabó la fiesta por decreto ley.
Roto este vínculo, no hay ninguna conexión entre San Valentín y el amor hasta el siglo XIV, cuando Geoffrey Chaucer escribió Los Cuentos de Canterbury. En ellos se menciona cómo los pájaros buscan a su pareja en febrero. Más adelante Shakespeare mencionará la fecha en las páginas de Hamlet explicando cómo las mozas solteras salían ese día a la ventana a ver si le echaban el ojo a su futuro esposo.
El componente religioso mermó, el amor ganaba.
Los rituales populares empezaron a emerger de nuevo.
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