Parque Chas: un Hoax actualizado.



No hay un barrio que sea tan rehuído por los taxistas (no necesariamente suspersticiosos) como Parque Chas. Debido a su geografía tan particular, de rotondas y pasajes, en el imaginario popular este lugar se ha convertido en una especie de “Triángulo de las Bermudas” de Buenos Aires con sus propios mitos…siempre referentes a extraviados.

Tomás Eloy Martínez, en su “Cantor de Tango” ya decía de este barrio:

“Cientos de personas se han perdido en las calles engañosas de Parque Chas, donde parece estar situado el intersticio que divide la realidad de las ficciones de Buenos Aires. Las casas estaban, una al lado de la otra, sin espacios de separación, pero los arquitectos se habían ingeniado para que las rectas parecieran curvas, o al revés […] Más de una casa llevaba el mismo número, digamos el 184, y en varias creí observar las mismas cortinas y el mismo perro asomando el hocido por la ventana […] Tuve la sensación de que, cuanto más andaba, más se alargaba la acera, como si estuviera moviéndose sobre una cinta sin fin”

Tres leyendas circulan por el barrio, exagerando su geografía y dándole el toque mágico al barrio:

“El Colectivo de los Muertos” – Básicamente trata sobre un colectivo de la línea 127 que, una buena noche, y con las demás calles cortadas, no le queda otra que meterse por el centro del barrio. La historia todavía hoy continúa, ya que se dice que, aunque los pasajeros murieron todos de inanición o sed, el colectivero sigue perdido y buscando la salida (elemento mágico: colectivero vivo y tanque de nafta que no se vacía). Este mito parte de la afirmación de que “ninguna línea se le anima a Parque Chas”…sin embargo, tiene trazos de historia real, ya que, por una época, y antes de que la línea quebrara (“por perder tantas unidades en su geografía” sería la versión mítica del asunto), el colectivo 127 cruzaba efectivamente este barrio.

“El Eterno Retorno” – Este es un mito bastante más fantástico, exagerando al máximo el detalle de la geografía del lugar. Las vueltas constantes y concéntricas de sus calles y manos de tránsito han dado forma a una leyenda que habla de un taxista. Perdido en sus calles una tarde, y desesperado por no salir, se detiene por unos momentos y es embestido por atrás por otro taxi igual de perdido que él. Sin embargo, desestimando el golpe, continúa sin siquiera bajarse….al rato, distraído, choca por detrás a otro taxi parado, que se pone en marcha enseguida después de eso y se pierde en el barrio y...que resulta tener su misma patente (y de hecho, lo choca en el mismo lugar adonde lo habían chocado a él momentos antes). Como si de alguna manera se hubiera chocado a él mismo en alguna alteración espacio temporal….regresando una y otra vez al mismo lugar. Otra variante habla de que todavía busca salir del barrio…o que el taxista ya se murió pero el taxi sigue funcionando solo.

“El Errante” – Este último mito es el que tiene una base que puede ser bastante más real. Sin muertes o nudos dimensionales. Se dice que por el barrio vaga desde hace años un transeunte que, perdido y sin poder salir del laberinto vive de la solidaridad de sus habitantes…golpeando sus puertas para pedir comida, e indicaciones de cómo salir de ese lugar por donde lleva años caminando sin poder marcharse. Al que no lo ayuda, le esperan años de mala suerte, o unas cuantas desgracias en puerta. La base histórica nos cuenta de un tal Isidoro Pueyrredón que era un jubilado que pasaba su tiempo libre caminando desde Villa Urquiza, su barrio, hasta Parque Chas, porque le encantaba el lugar, para él era como “pasear por Europa” (debido a que sus calles tienen nombres de ciudades europeas). Con el paso de los años, a Isidoro le dio Alzheimer, y hubo épocas en la que los vecinos recordaban como, de vez en cuando lo encontraban golpeando a sus puertas para que le dieran explicaciones de cómo salir del barrio que en una época conoció tan bien, o para que le dijeran como era que había llegado allí, porque él no lo podía recordar. Seguramente, esa fue la base para esta leyenda de Parque Chas.

Comentarios

  1. Muy buen artículo, y me encantó el análisis... Un beso "Maestro"! ;)

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