Vida antes de la Vida.
En su libro ‘Vida antes de la Vida’, la psicóloga Helen Wambach nos ofrece los resultados de sus investigaciones realizadas con terapias de regresión, donde nos muestra una ventana abierta al subconsciente de más de 750 personas (voluntarios, en su mayoría estudiantes de universidad) que se prestaron a ser estudiados por ella.
Los sujetos hicieron regresiones a posibles vidas anteriores, a la muerte en esas vidas, a los momentos previos a encarnar en esta vida, a cuando se encontraban en el vientre de su madre y al nacimiento.
Se les realizaron preguntas sobre si elegían o no nacer, si elegían a sus padres, en qué momento sentían que su conciencia se unía al feto, si tenían una misión en la vida, si percibían sus sentimientos en estas etapas y los de su padres.
Veamos aquí un resumen de algunas de las conclusiones y datos de su estudio:
Cuántos de los sujetos lograron realizar las regresiones?
Si bien el 90% de los sujetos pudo encontrar respuestas relacionadas a las preguntas sobre vidas anteriores, solo el 50% lo logró cuando se les preguntó acerca de su nacimiento.
Helen Wambach se pregunta el motivo de esta diferencia, ya que si fantaseaban en lo de sus vidas anteriores, también podían fantasear en lo de su nacimiento. Al menos, tenían la seguridad de haber nacido ya que aquí estaban ahora.
Nacer y Morir: Que nos causa mayor disgusto o placer?
El 90% de los sujetos relató que la muerte en sus vidas anteriores fué placentera. Sin embargo, ninguno de ellos había perdido las ganas de vivir. Por esto, Wambach tenía las expectativas de que el retornar a la vida en otro cuerpo sería un proceso básicamente agradable.
Estaba equivocada.
Solo el 28% de los sujetos se sintió entusiasmado de volver a vivir.
Elegimos nacer o no?
El 81 % de los sujetos dijo que eligió nacer. La conclusión general a la que llegaban era que de alguna manera elegían libremente el realizar una tarea a la que les costaba enfrentarse, que unos lo hacían por elección propia y otros lo hacían a la fuerza. La mayoría manifestó haber consultado con diversos consejeros.Por ejemplo:
‘Sí, elegí nacer. Había un grupo hablando de ello, pero a mí me correspondía decidir. Mis sentimientos ante la perspectiva de vivir esta próxima vida eran de que es como tener que ir a trabajar, preparase para el viaje y empacar las energías.’
Un pequeño subgrupo (un 3% de los que eligieron nacer) habían obrado al parecer en contra de los consejos de sus maestros y guías:
‘Sí, está claro que elgí nacer. Algunos seres trataban de advertirme, pero no escuché. Estaba impaciente por concluir algo que había empezado.’
El 19% de todos los sujetos se resistieron a la experiencia del nacimiento, hasta el punto de que dijeron que ni eligieron nacer, ni siquiera tuvieron la impresión de que se les diera la opción de hacerlo:
‘No. Parecía como si yo no eligiese nacer, sino que otros me obligasen a ello. Creo que había alguien más arriba, u otros, insistiendo. Yo no lo deseaba en absoluto’
Ambos grupos, los que eligieron nacer y los que no, afirmaron que otros les ayudaron en el proceso de elección de otra vida. De esos consejeros de la época previa al nacimiento, el 59% de los sujetos mencionó a más de uno. Es interesante destacar que el 10% de los sujetos habló de personas de su vida actual que les aconsejaron antes del nacimiento. Para algunos era su madre o su padre, para otros eran parientes muertos antes de su nacimiento, algunos veían a gente que conocerían más tarde en la próxima vida. Curiosamente, no se hacían distinciones entre personas vivas en el momento que se decidía el nacimiento y personas muertas y que aún no habían nacido. En el mundo entre vidas, nuestro sistema de tiempo cronológico y el hecho de que alguien esté o no físicamente vivo parece de escasa importancia.
Curiosamente, solo el 0,1 % de los sujetos se refirió a Dios o a otra forma de divinidad como fuerza que les había llevado al nacimiento.
Esto Wambach lo considera excepcional en una cultura en la que tenemos una imagen jerárquica de una figura divina que controla nuestro destino después de la muerte, y posiblemente antes del nacimiento.
Por el contrario, la mayoría de los consejeros eran amigos, u otros de su grupo. Incluso aquellos que describieron a guías espirituales indicaron que no eran necesariamente figuras superiores, sino más bien colegas que no vivían en cuerpos antes de que nacieran los sujetos.
La elección del siglo XX:
Cuando se les preguntó a los sujetos si eligieron el siglo veinte para vivir por alguna razón en especial, Wambach sentía curiosidad por saber si este período se consideraría fructífero para experimentar la vida física, o si lo verían como algo negativo. El hecho de que numerosos sujetos desearan permanecer en el espacio entre vidas y accedieran de mala gana a nacer, le hacía pensar que esto se debía a que quizás fuera un período especialmente difícil.
La respuesta a esta pregunta le sorprendió. Numerosos sujetos, el 41 %, no obtuvo impresiones en respuesta a esta pregunta o se limitó a responder ‘No’.
Entre los restantes sujetos que respondieron afirmativamente a la pregunta, la mayoría de ellos, un 51%, eligió este período a causa de su gran potencial para el desarrollo espiritual, otro 30% dijeron haberlo elegido primordialmente por razones personales (generalmente era porque otras personas importantes que habían conocido en vidas anteriores estarían vivas en ese momento), otros sujetos tenían motivos más personales, varios sintieron que tenían algo especial para enseñar y por eso eligieron esta época para vivir.
La previsión de Wambach, de que los sujetos describirían la segunda mitad del siglo veinte como un período de vida difícil no se vio corroborada por los datos. Solo el 4% de los que respondieron a la pregunta describieron ese período como particularmente difícil, y esos sujetos parecían subrayar el aspecto positivo de poder aprender mucho, al tiempo que hablaban de las dificultades.
Nos conocemos de otras vidas?
Se establecieron una serie de preguntas para ver como respondían los sujetos a la posibilidad de que las personas que aparecían en su vida de ahora les resultaran conocidas de vidas pasadas.
Nada menos que el 87 % dijeron haber conocido a padres, amantes, parientes y amigos de vidas anteriores. Del 13 % que no dio respuesta, la gran mayoría eran sujetos que se resistieron a todo el proceso de la experiencia del nacimiento.
Entre el 87 % que contestó que ‘Sí’ a la pregunta, hubo una sorprendente variedad en las relaciones aludidas. Padres y madres de esta vida habían sido amantes en el pasado, madres, padres, hermanos, hermanas, amigos e hijos. No hubo en absoluto consistencia en la forma en que la gente de esta vida vida se había relacionado en otras.
La hipótesis freudiana de las hijas que desearían que sus padres fueran sus amantes no resultó evidente en los datos recogidos, ni tampoco los hijos veían a sus madres como amantes en otras vidas con mayor frecuencia que como cualquier otra clase de pariente.
Curiosamente, fue menos del 3 % el que habló de las mismas relaciones con sus esposos o amantes en vidas anteriores.
Resulta interesante destacar que las relaciones no se limitan a vidas anteriores, sino que pueden ser del estado entrevidas. Aquello le sorprendió a los sujetos al igual que a Wambach. La conclusión que ella sacó es la siguiente: ‘Todos contaron la misma historia. Volvemos con las mismas almas, pero en distintas circunstancias. Vivimos nuevamente no sólo con aquellos a los que amamos, sino también con aquellos a los que odiamos o tememos. Sólo cuando únicamente sentimos compasión y afecto nos libramos de vivir una y otra vez con los mismos espíritus, que también se ven obligados a vivir con nosotros…’
Gentileza de Nueva Era
no comprendo el comentario que me manda la maga ,manga o lo que sea o sos vos leo y soy muy limitado asi que alguien puede explicar aeste pobre hombre raul hector fontana me llego a gmail gracias .
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