Cuáqueros y Menonitas




Después de la reforma protestante en Inglaterra, algunos miembros de la Iglesia de Inglaterra, o Anglicana pensaban que la reforma en el país no era muy radical a la hora de purgar ceremonias como arrodillarse ante el altar, usar la cruz en los bautismos, o llevar la vestimenta clerical. Éstos, que más tarde se llamaron puritanos, eran conocidos por su defensa de la regeneración personal, las oraciones familiares y la estricta moralidad.Bajo los reinados de Isabel I, Jaime I y Carlos I de Inglaterra, los puritanos fueron perseguidos pero siguieron reclamando una iglesia de orientación más calvinista. Un pequeño grupo quiso separarse totalmente de la Iglesia de Inglaterra y fue castigado duramente por la Corona.

En 1620, unos 120 separatistas, conocidos como los Padres Peregrinos, zarpó hacia Norteamérica para crear una nueva Inglaterra y se estableció en Plymouth (Massachusetts).
Más tarde, se le unió un grupo de radicales, menos puritanos, que adoptaron su forma congregacionista que daba el poder eclesiástico a la asamblea de cada iglesia local.

El puritano inglés más conocido fue John Bunyan (1628-1688), que escribió «El viaje del peregrino», durante su reclusión de doce años en la cárcel de Bedford, por negarse a abandonar su prédica bajo el reinado de los Estuardo.

Por otra parte, Menno Simons (1496-1561) fue un predicador itinerante anapbatista. Este fue un movimiento nacido en Zurich, en la década de 1520, cuyo nombre significa «rebautizador», aunque rechazaban esta denominación porque se oponían al bautismo de los niños y no consideraban válidos los propios bautismos recibidos sin consentimiento. Creían en el bautismo de los adultos, voluntario, y en formas radicales de vivir el Evangelio: redistribuir la riqueza, pacifismo y separación total de Iglesia y Estado.

Menonitas
Menno Simons no fundó la secta de los menonitas pero estos adoptaron su versión más integrista del anabaptismo. Perseguidos, emigraron desde los Países Bajos y el norte de Alemania hacia Rusia y, en la década de 1640, a los Estados Unidos.

Eran pacifistas y, ya en 1688, protestaron contra la esclavitud en Estados Unidos. Una de sus comunidades más conocidas es la de los Amish, que se se separaron en Suiza hacia 1690, bajo la guía de Jacob Ammon. La rama más estricta de los Amish, la Iglesia Mennonita Amish de la Antigua Orden, es fundamentalista, como refleja el filme de 1985 «Unico testigo».

Los menonitas, que fueron expulsados de Rusia por el zar Pedro llegaron a Norteamérica con una cepa muy resistente de trigo rojo, cuyo cultivo se extendería por toda la zona cerealera de Estados Unidos. Un trigo que luego, así es la historia, se han visto obligados a importar, para satisfacer sus ingente necesidad, los descendientes de aquel zar.

Dado que las colonias americanas del norte fueron muchas de ellas establecidas por reformadores protestantes que buscaban libertad religiosa en el nuevo mundo, los misioneros católicos tenían poco que hacer en aquellas tierras, aunque los fieles católicos eran bienvenidos. Tanto las colonias, como los estados que se fueron agregando a la Unión hasta formar los Estados Unidos de América, fueron concebidos con una gran libertad religiosa, esencia de la nueva democracia que nacía. Este hecho convirtió a los Estados Unidos en el primer país, desde la Edad Media, en el que el cristianismo se podía profesar en una situación de pluralismo religioso, donde predominaba el substrato ético y moral derivado de la tradición judeo-cristiana. Las denominaciones protestantes fueron evolucionando hasta tomar formas específicamente estadounidenses.

Los menonitas, ya citados (incluyendo los Amish), los cuáqueros y los Shaker son bastante más conocidos en sus encarnaciones estadounidenses, y a ello también ha contribuido el conocimiento que todos tenemos de la sociedad norteamericana a través del cine y otros productos de la comunicación.







Cuáqueros

Los cuáqueros (llamados también Sociedad de Amigos o simplemente Amigos, una forma abreviada de Amigos de la Verdad) proceden de los puritanos ingleses radicales de mediados del siglo XVII y el nombre deriva de «temblar de pavor» ante la palabra de Dios.

Eran especialmente teatrales en sus predicaciones y, verdaderamente, oyendo a algunos, se acababa temblando. Su líder era George Fox (1624-1691) que, por haber pasado seis años de su vida la cárcel, por su oposición al cristianismo imperante, instó a los cuáqueros a defender la causa de la justicia social. Fox, sobre todo místico, subraya la importancia de buscar la «luz interior» del Cristo viviente que existe en todo ser humano.

Para escapar de la persecución, los cuáqueros se trasladaron a Norteamérica, donde uno de sus líderes, William Penn, estableció la colonia de Pensilvania. Los cuáqueros fueron de los primeros que se opusieron a la esclavitud en Norteamérica, siempre han sido pacifistas y dirigen algunas de las escuelas más prestigiosas del país.

Rechazan todos los sacramentos, se visten y hablan con sencillez, y practican una forma especial de meditación.

El florecimiento de estas comunidades en el nuevo mundo es un fenómeno imparable que dura hasta nuestros días. Mientras unas siguen fieles a los principios básicos del cristianismo, otras, en tiempo muy reciente, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, han tomados formas alejadas del Evangelio, hasta constituir verdaderos grupos destructivos, aislados totalmente del entorno, fanatizados, con estructuras piramidales y líderes indiscutibles que impulsan la manipulación y el lavado de cerebro de los adeptos, algunas con influencia de seudorreligiones orientales, ciencia ficción, etc. que tienen su último exponente en la New Age, un movimiento no estructurado, especie de «puré de guisantes» de retorno a la naturaleza y teorías variopintas sobre la energía, donde hay un poco de todo.


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