Argentina: La cultura oriental gana cada vez más seguidores en el país

La convocatoria frente al Planetario fue un récord: más de 20.000 personas meditaron por un mayor Bienestar social. Además, aumentan los cursos de reiki, respiración, lenguas orientales y artes marciales. Una multitud se juntó ayer para meditar en Palermo.

“Fugitivo relámpago es la vida, que apenas si da tiempo a sentir su pasar”. Lo escribió el poeta chino Li Po, un viajero rico que se abocó al taoísmo y a la poesía. Li Po dejó escritos breves poemas que sobrevivieron al aguatinta y a las traducciones. Una línea dice: “El que vive es un viajero en tránsito”. ¿Cuántos habrán despertado ante esta revelación, que la vida es aquí y ahora? ¿Y que ese “aquí y ahora” hay que transitarlo de la mejor manera posible? La literatura, la comida, el idioma, las destrezas físicas y las otras, manuales y mínimas, que despejan la mente: antiguos modos de vida orientales que atrajeron en los últimos años a muchos argentinos. Estas prácticas milenarias se suman al yoga, la meditación y el manejo de la respiración, técnicas hindúes que también consiguen adeptos. Pero no se trata de cambiar la ropa por otra budista. O de ir corriendo al Barrio Chino en busca de tofu. Cada vez son más los que adoptan estas costumbres: muchos, por curiosidad o extravagancia; otros porque creen que es ahí donde reside la verdadera armonía mental y física.
No hay ejemplo más reciente que el de ayer.
Más de 20 mil personas llegaron al Planetario para meditar por la paz mundial y un mayor bienestar social . Lo organizó El Arte de Vivir, una fundación dedicada al manejo del estrés que fue creada en 1981 y trabaja en 151 países, entre ellos la Argentina. Desde allí cuentan que en los últimos cinco años se quintuplicó la cantidad de gente que hizo el curso de respiración. ¿De qué se trata? “Como las emociones están asociadas con distintos ritmos de la respiración, lo que hacemos es convertirla en una herramienta para manejarlas”, explica Esteban Coll, presidente de esa fundación. Unas 6 mil personas por semana inician ese curso en las sedes de todo el país. “Nos estamos dando cuenta de que hay que parar la moto. Así como sacamos la basura a la calle, tenemos que sacar la basura de la cabeza”, apunta. El yoga, sobre todo Hatha y Ashtanga, siguen creciendo en convocatoria. El yoga, que significa “unión”, intenta alinear mente y cuerpo.
El reiki es otra práctica muy requerida. Se trata de sesiones donde el reikista “ordena” la energía usando las manos –sin tocar el cuerpo– como canal de trasmisión. “Es una técnica japonesa que permite canalizar la energía del Universo para armonizar la mente y la emociones. Si esos dos planos están equilibrados, la armonización física se da sola”, detalla el maestro Mario Lombardi, director de la Escuela Argentina de Reiki. Allí, cuenta, la matrícula aumentó un 40% en los últimos seis años .
“Los locales de venta de sushi crecieron a la par de la pizzerías”, dice a Clarín Sakiko Yamamoto, una experta que cocina en Utilísima. Diez años atrás era impensado que hubiera kioscos exclusivos de sushi. Pero hoy hay locales de venta al paso de rolls de salmón y palta o de kanicama por unos 14 pesos. “Muchas familias japonesas que tenían sus tintorerías en barrio norte hoy pusieron deliveries o locales de sushi porque es más rentable”, contaron desde la Asociación Japonesa Argentina.
Las lenguas, otra forma en la que Occidente está mirando a Oriente: “Tengo alumnos que estudian comercio exterior y necesitan sumar un tercer idioma. Otros importan juguetes y ropa, y necesitan saber chino para comunicarse. Pero también están los aventureros que quieren leer el I-Ching o el Tao Te Ching en la lengua original”, apunta Adriana Tsai, taiwanesa y profesora de chino en el Centro Cultural Rojas. Según sus datos, el coreano creció un 80% en convocatoria en los últimos 6 años. El chino y el japonés también crecieron en matrícula.
El Jardín Japonés, además, se impuso como escenario para mostrar a los argentinos la belleza de la cultura japonesa. A las carpas de los lagos y a la ya típica exposición de orquídeas, se le suman los concursos de bonsai, las jornadas de artes marciales asiáticas, las sesiones de reflexología y clases de pintura sumi-e. O la novedad: una demostración de sumo para chicos. Los nenes también se animan a la fuerza.

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