Quilino: el Hogar de las Brujas en Cordoba.

La creencia es que un ave encarna a las brujas “y su canto fino y estridente se confundiría con la supuesta carcajada burlona atribuida a las brujas” según Adolfo Colombres.Según el suplemento “Córdoba X”, la localidad de Quilino, al norte de la provincia es llamada “la capital de las brujas” y hay relatos escalofriantes sobre hechizos y maleficios a personas del lugar, además de peleas entre brujas que se atormentan con enfermedades y extrañas dolencias que la medicina al parecer no puede curar ni explicar...

Quilino es un pequeño pueblo del norte de la provincia argentina de Córdoba, conocida como “la capital nacional de las brujas”. Si, si, leyó bien. Esa región áspera y seca es territorio de las salamancas, lugares donde se reúnen las brujas y los adoradores de espíritus impuros que, muchas veces, pactan con ellos para convertirse en eximios zapateadores, bailarines, domadores de caballos, cantantes o, incluso, amantes.Esa leyenda nacida en España se replica en Chile, Uruguay, Argentina y el sur de Brasil. Pero en el norte cordobés cobra mucha fuerza

En Quilino se cuentan varias historias de brujas y apariciones tal es asi que a las supuestas brujas la gente ni la nombra por miedo a que le pueda hacer un mail, se rumorea que cada persona de cierto popularidad o cargo ya sea politico, comerciante u otro tiene su propia bruja, que esta para neutralizar los maleficios que le puedan hacer a esa persona.
se han contado tantas historias de burjas en el pueblo, mujeres con el cuerpo emplumado, aves gigantes del tamaño de un ser humano, que emitian sonidos parecidos a los graznidos pero mas agudos y con cierto aire de carcajada, yo realmente nunca vi ni nada de eso, pero tengo gente cercana que le han pasado cosas y la verdad siempre queda esa puerta abierta a lo desconocido...

El misterioso y fascinante mundo de las brujas. Personajes enigmáticos que despiertan un puñado de sensaciones: temor, intriga, descreimiento; y cuyas presencias vivas en nuestro imaginario popular dieron lugar a una de las citas más populares de nuestro “diccionario criollo”: “No creo en las brujas, pero que las hay, las hay”.

Hay un punto en el mapa provincial que, dicen, las brujas, recorren a sus anchas: es en el norte, en una zona que comprende a Quilino, San José de las Salinas y Lucio V. Mansilla. Más aún: hay quienes aseguran el mote de “Capital de las brujas” le sentaría muy bien a Quilino. “Acá está lleno de brujas”, afirma doña Teodora Villarruel, una vecina de muchos años en Quilino. Don Benjamín Arce, 73 años, que pasó toda su vida en el pueblo, ratifica: “Aquí es normal escuchar risas en la noche o sentirlas volar (a las brujas)”. Y el cura del pueblo, Miguel Frontera, asegura: “Es cierto, Quilino carga con este rótulo. Quizá sea porque el pueblo es un terreno propicio para este tipo de creencias, que incluso los mayores transmiten a los chicos”.

“Son creencias que han resistido el devenir del tiempo”, dice Lincoln Urquiza, historiador y vecino de Deán Funes. Esas creencias se arraigaron con fuerza en el norte cordobés y de eso da cuenta el historiador Efraín U. Bischoff, en un estremecedor relato de un suceso que ocurrió en Cruz del Eje: una mujer acusada de bruja fue atada a un árbol y quemada con palos encendidos.

En Quilino se cuentan varias historias que iremos publican en Verboamérica. Algunas cuentan sobre brujas que enlazan a los hombres y de parejas de bailes que, bajo efecto de algún conjuro, no pueden dejar de danzar.

Ahora los invitamos a escuchar una chacarera de Raúl Carnota que cuenta con el lenguaje popular del lugar un músico engualichado (embrujado). Si se escucha la letra, se dará cuenta que el cantante recorre la provincia y enumera localidades: Monte Quemado, Villa Unión, Tulum. “Entré por Córdoba al norte y ahí no más quedé”, dice.

Por ciertas frases como “jineteando sin Dios” se infiere que hay cierto pacto non-santo de trasfondo. Y el cantante embriagado (machado, en su jerga) conoce a una mujer joven (chinita, se les dice) y no puede despegarse de ella.

Pero en cierto momento, la pareja conoce a otro hombre que sabía contar cuentos (chistes) y queda impactado con ella. Entonces, el enlazado bailarín aprovecha para fugarse disfrazado con una sotana en el pueblo de Cruz del Eje (otra imagen cristiana). Él quedará libre, pero el otro sufrirá una desgracia al pisar una cabeza de chancho...