Dos árboles para reescribir la historia del Imperio Mongol




Fernando Peinado

Nueva York, para BBC Mundo

A simple vista parecen dos troncos de árbol comunes, pero podrían servir para acabar con una vieja creencia sobre el Imperio Mongol, el más extenso contiguo de la historia.

Hasta ahora, los historiadores habían supuesto que una severa sequía en Mongolia facilitó el rápido avance del legendario guerrero y conquistador Genghis Khan por Eurasia.
Sin embargo, al examinar la anchura de los anillos de los troncos, el científico que los descubrió, Neil Pederson, comprobó que llovió de forma extraordinaria entre 1206 y 1227, cuando Khan fundó y expandió su imperio desde el Pacífico hasta el Este de Europa.

El clima benigno pudo proporcionar pasto abundante para un pueblo nómada como el mongol y una operación militar como la de Khan, dependiente de caballos de guerra.

Una mañana reciente, Pederson, de 45 años, recibió a BBC Mundo en el Observatorio de la Tierra del campus de Columbia Lamont-Doherty, a las afueras de Nueva York, donde se dedica al estudio de los anillos de los árboles.

El científico narró cómo en 2010 él y su colega Amy Hessl, de la Universidad de West Virginia, descubrieron los dos troncos.

Corazonada
Pederson y Hessl pasan buena parte de su tiempo de expedición. Con sus sierras mecánicas en mano y los troncos a la espalda, podrían ser confundidos con leñadores.

Cuando hicieron su hallazgo, llevaban ocho días en las Montañas Jangai del centro de Mongolia en búsqueda de árboles centenarios para una investigación sobre incendios forestales.

El equipo que ambos dirigían volvía en automóvil al campamento, al borde del agotamiento y con Pederson enfermo con amigdalitis, cuando divisaron un campo de lava fosilizada, formado tras una erupción hace 7.000 años.

Según Pederson, es muy difícil encontrar árboles antiguos a bajas altitudes porque los humanos usan la madera para su supervivencia. Pero en terrenos inhóspitos como los campos de lava pueden hallarse árboles de gran antigüedad.

Movidos por una corazonada, los científicos decidieron hacer una breve incursión. Allí encontraron dos troncos de un árbol muerto que parecían bastante antiguos.

Pero fue sólo al volver a su laboratorio a las afueras de Nueva York que pudieron analizar la edad de los troncos.

"Eran tan antiguos que no podía creérmelo", exclama el científico.

Uno de los troncos data del siglo VII D.C. y la antigüedad del otro se remonta al siglo XII D.C.

Los anillos correspondientes al período del imperio de Genghis Khan son más anchos, lo que indica que fueron años de abundante lluvia.

Cambio climático
La investigación de Pederson y Hessl se encuentra en estado preliminar a falta del análisis de nuevas muestras de árboles del mismo período, pero su hipótesis ha generado gran interés en la comunidad científica.

Algunos historiadores tachan el estudio de Pederson y Hessl de determinismo medioambiental. Ésta es la misma crítica que los escépticos del calentamiento global le hacen al número creciente de investigaciones sobre el efecto que el cambio climático tiene en el ascenso o declive de las sociedades humanas.

Los anillos de los árboles y las estalagmitas le han servido a otros científicos para vincular una gran sequía con el declive del Imperio Romano, a partir del siglo III D.C., y de la Civilización Maya, a partir del siglo IX.
Otros historiadores han resaltado que el trabajo en Mongolia de estos científicos arroja luz sobre un período y un personaje poco conocidos.

Jack Weatherford, autor del libro "Genghis Khan y el inicio del mundo moderno", le explicó a BBC Mundo que la idea de que una sequía forzó la expansión mongola había entrado en los libros de historia a pesar de que no tenía ningún fundamento.

"Nos hacen falta más buenas ideas e investigaciones como la del profesor Pederson para acabar con todas esas tonterías del pasado", ropinó Weatherford en una consulta por correo electrónico.

Pederson viajará este verano a Mongolia con Hessl y un equipo ampliado, que incluye arqueólogos y un historiador, para recoger nuevas muestras y concluir su estudio en los próximos meses.

El investigador no oculta su entusiasmo por la posibilidad de realizar una contribución significativa en su campo y por la acogedora recepción de su descubrimiento en Mongolia, donde ha trabajado desde hace más de 15 años.

"Estoy emocionado por la gente de Mongolia porque sé que para ellos, Chinggis (Genghis en el lenguaje mongol) es un héroe".



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