La Mujer Vikinga: entre la moral sexual y la guerra.



Las fuentes

Uno de los principales obstáculos que nos encontramos al abordar el tema de la sexualidad en la cultura de los pueblos nórdicos es que éstos no tenían una cultura escrita en el sentido moderno de la palabra, ya que a pesar de contar con su propio alfabeto, las famosas runas, no tenían producción literaria propia.

Esto hace que la mayor parte de información sobre la cultura vikinga* provenga de fuentes indirectas, muchas de ellas de carácter anacrónico, y todos ellas, tantos cristianas como árabes, presentando la información de manera interesada, ya sea para mostrar las bondades del cristianismo frente al paganismo nórdico o para contraponer el mundo salvaje de los norteños frente al refinamiento y el grado de civilización alcanzado por la cultura árabe.

Para nuestra desgracia, toda información relativa al sexo o a la sexualidad de estos pueblos fue obviada en gran parte, especialmente entre los cronistas cristianos. Por lo que muchos de los datos sobre sus ritos y cultos han sido recogidos de manera parcial y sesgada, especialmente todo aquello relativo a la sexualidad.

No hay que olvidar que el proceso de cristanización de estas tierras fue realizado de manera gradual y muchas veces impuesto de manera violenta, por lo que poco a poco, los templos y ritos paganos fueron cayendo en el olvido o sobreviviendo en la clandestinidad, sobre todo en las zonas más rústicas.

Moral Sexual

De manera general podemos decir que su moral sexual era bastante más abierta que la del resto de culturas europeas, cuyos prefectos morales ya estaban muy influenciados por las grandes religiones monoteístas. Sólo hay que echar un ojo a su mitología y a sus sagas, y veremos que el sexo está muy presente en ellos.

Para acercarnos a la imagen del sexo entre los antiguos vikingos, empezamos por uno de los relatos más famosos sobre su cultura, realizado por el diplomático árabe Ahmad Ibn Fadlan (quuién inspiró la famosa película 'El guerrero nº 13') que, enviado a las tierras del Volga, tuvo la mala suerte de toparse con una expedición vikinga. Su caravana fue apresada por los vikingos con los que no le quedó más remedio que convivir con ellos durante una de sus campañas de saqueo. Tiempo después, volvería a la ciudad de Bagdad, por aquellos días una de las ciudades más prósperas del mundo civilizado.

Ibn Fadlan nos proporcionará sugerente información sobre el mundo de los vikingos, poniendo especial énfasis en aquellos aspectos culturales que más chocaban con el refinado y civilizado mundo árabe.

Si hacemos casos a las palabras de Ibn Fadlan, los vikingos tuvieron una noción bastante natural sobre el sexo, practicándolo de forma abierta, incluso delante de otras personas.

"En una sola de esas casas se reúnen diez y veinte personas, más o menos. Cada uno tiene un lecho en el que se sienta. Con ellos están bellas jóvenes esclavas destinadas a los mercaderes. Cada uno de ellos, ante los ojos de sus compañeros, tiene relaciones sexuales con su esclava. A veces todo un grupo de ellos se unen de esta manera, unos frente a otros. Si un mercader entra en ese momento para comprar a algunos de ellos una joven esclava y le encuentra cohabitando con ella, el hombre no se separa de ella antes de haber satisfecho su necesidad."

Como podemos ver, la poligamia estaba oficialmente permitida, ya que los hombres podían tener varias concubinas bajo su techo, estas concubinas por regla general era esclavas, aunque bajo este regimen de concubinato también podían unirse alguna mujer libre. La existencia de esta esclavitud de carácter sexual estuvo bastante generaliza dentro de la cultura vikinga, por lo que el comercio de esclavas alrededor de la cuenca del Volga fue un negocio muy próspero.

Más llamativo es lo que los cronistas normandos denominaron matrimonio 'more danico' (a la manera danesa), donde un hombre podían casarse oficalmente con dos mujeres y donde los hijos frutos de este segundo matrimonio eran cosiderados legítimos. Esta costumbre, a pesar del progresivo avance del cristiansmo, estuvo vigente durante varios siglos.

El papel de la mujer

Dentro de la sociedad vikinga, donde la tribu y el clan seguían siendo de vital importancia, la mujer gozaba de un status quo similar al de los varones. A diferencia del resto de Europa, donde el papel social de la mujer se empequeñecía bajo el peso del cristianismo, en la sociedad vikinga la mujer tenía un rol activo y su figura era enormemente respetada. Se la consideraba 'la señora de la casa' (husfreya), por lo que mantenían el control de las propiedades sin necesidad de contar con el beneplácito de los marido

En cuanto a su rol sexual, la mujer gozaba de gran libertad, no era propiedad de su marido, incluso podía divorciarse esgrimiendo muy diversos motivos. Además la violación de una mujer libre era considerada una de las mayores afrentas dentro de la sociedad vikinga, por lo que era uno de los pocos delitos donde se contemplaba la pena de muerte.



Matrimonio

La edad permitida para contraer matrimonio estaba asociado con la primera menstruación, ya se consideraba a la mujer madura sexualmente. Por lo que la edad para el matrimonio solía ser durante la adolescencia, en torno a los 15 años. Como la mayor parte de culturas del mundo, el concepto de virginidad, asocidado a la pureza, era muy importante, ya que se ponía en entredicho el honor y la honra de toda la familia.

A pesar de esa libertad de la mujer, el matrimonio no era cosa del amor ni del enamoramiento, por lo que la opinión de la mujer solía contar bien poco. El matrimonio era considerado como un negocio familiar, ya que lo que primaba a la hora de contraer nupcias era establecer alianzas familiares o mejorar económicamente la situación de ambas familias.

Según podemos extraer de las sagas nórdicas, una vez que un joven alcanzaba la madurez y se le consideraba preparado para gestionar su propia hacienda familiar, su padre le proponía escoger a una mujer para el matrimonio. A partir de ese momento, eran los padres de ambos jóvenes los que establecían una negociación, si el resultado era satisfactorio y llegaban a un acuerdo (dote, regalos, hacienda,...) se fijaba la fecha y el lugar de la boda.

Como vemos, el concepto de matrimonio por amor, no existía o al menos no era lo habitual, ya que muchas veces la mujer conocía a su futuro esposo el mismo día de la boda.

Divorcio

Esta paridad social entre hombres y mujeres tiene su mejor reflejo en el divorcio, ya que ambos miembros de la pareja podían solicitar el divorcio si consideraban que su matrimonio no era satisfactorio. Aunque normalmente, el uso del divorcio era exclusivo de las mujeres, ya que para los hombres el divorcio, al tener que devolver la dote, no les salía econonómicamente muy rentable.

Los motivos esgrimidos para solicitar el divorcio podían ser muy diversos: desde la falta de descencia, ya fuese por estirilidad o impotencia, por una mala gestión de la economía familiar, por malos tratos (considerado una ofensa muy grave) o incluso por insatisfacción sexual.

Una vez obtenido el divorcio, la mujer podía regresar al núcleo familiar o conservar su independencia y vivir de sus propias rentas, incluso podía llegar a contraer segundas nupcias.

La homosexualidad en el mundo vikingo

Como en cualquier cultura del mundo, la homosexualidad también estuvo presente dentro del mundo vikingo. Aunque como la mayor parte de sociedades antigüas, tan preocupadas por la fertilidad y la prosperidad del grupo, del clan, el mayor problema de las conductas homosexuales era que no aportaban hijos al grupo, por lo que los hombres y mujeres que evitaban el matrimonio eran penalizados por la ley.

Con todo ello, sabemos que aunque la homosexualidad no estaba bien considerada, tampoco era considerada ni un tabú, ni un sacrilegio, ya que como hemos visto la moral sexual nórdica era mucho más laxa.

A esto hay que sumar que, como en la mayor parte de culturas guerreras y esclavistas, el concepto de homosexualidad moderno no existiese, siendo entendido mejor dentro del binomio: activo-pasivo. Es decir el sexo homosexual activo sería visto como un acto de dominación y de superioridad, mientras que lo vergonzoso sería el sexo pasivo, el ser sexualmente utilizado por otro hombre.

La propia lengua nórdica utilizaba el sustantivo 'ergi' o 'regi' cuyo significado más próximo sería impropio de hombres (afeminado) y se aplicaba en contextos de comportamiento sexual pasivo. Así en varios textos de naturaleza muy diversa (jurídicos, mitológicos,...) se hace referencia a este tipo de personas.

Chamanismo, lesbianismo y prostitución masculina

Algunos datos, como ya propusimos en este post, apuntan a que el chamanismo y cierta clase de sacerdotes estaban muy relacionados con la homosexualidad. Existiendo un cuerpo sacerdotal, vinculado al dios Freyr, que se vestía y peinaba como mujeres, teniendo un comportamiento afeminado (no propio de los hombres). Esta conexión entre magia y homosexualidad vendría confirmada por algunas leyendas del folklore germánico, donde vinculan las desviaciones sexuales con algún tipo de magia negra.

En cuanto a la homosexualidad femenina no hemos encontrado ninguna referencia, aunque suponemos que como en otras culturas tan dependientes de las fertilidad, una de las mayores afrentas era no aportar hijos a la sociedad, por lo que aunque a ciencia cierta el lesbianismo existió, el deber de cualquier mujer sería contraer matrimonio y aportar hijos a la sociedad.

El último testimonio que nos hablaría de la presencia de la homosexualidad en la cultura vikinga es el recogido en un breve cuento conservado en un manuscrito del siglo XIV, donde aparece un término cuyo significado más próximo estaría vinculado con la prostitución masculina de carácter homosexual. Estos hombres, que sin lugar a dudas serían esclavos, tendrían una consideración social de lo más ínfima, y es que el propio texto dice que el pago de sus servicios era muy bajo. Con todo ello, su existencia vendría a confirmar que había una demanda de este tipo de servicios.



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