María, la Mujer. Historia de su veneración y devoción casi anterior a la llegada del español...



Provincia de Catamarca, al Noroeste de la Argentina. Entre los años de 1619 y 1620 fue hallada una pequeña imagen de la Virgen en una gruta oculta en el monte agreste. El misterio rodeópor siglos la existencia de esa imagen, que era venerada en secreto por los nativos del lugar. ¿Como llegó alli? Nunca se supo.

Este descubrimiento, al impulso de los milagros sorprendentes que se produjeron a partir de la veneración a la Madre del Verbo, suscitó el desarrollo de una advocación que perdura a través de los siglos. Hoy en día, Nuestra Señora del Valle de Catamarca configura un foco de atención de la fe del pueblo Argentino, que junto a la Virgencita de Luján y la Virgen de Itatí, hacen un conjunto que envuelve y enriquece la tradición Mariana de este pueblo.

valleLa Argentina fue fundada desde el norte hacia el sur (partiendo desde el alto Perú), y es por eso que Catamarca fue una zona rica en tradición hispánica desde temprana época. La difícil convivencia del español con los naturales del lugar (Calchaquíes fundamentalmente) hizo que nuestra Madre Celestial decidiera tender un puente entre los pueblos, como lo hizo en Guadalupe y en tantos otros lugares de América.

Dios siempre pone en el camino de los hombres a Su Madre, para que sea Ella la que guíe a sus rebeldes hijos. Y es desde Ella que nacen las más profundas expresiones de amor a Jesús, de devoción popular que dura por siglos y siglos ¡Ese es el mayor signo que caracteriza su Presencia!

Ella fue Madre de las históricas comarcas de San Fernando del Valle de Catamarca, cuando comenzó a brillar sobre las mismas la feliz aurora del cristianismo, y más tarde en bello florecer de sus virtudes de las que hoy hace gala el noroeste de la Argentina. María fue Madre en su vida eclesial, desde el primer bautizado, desde el primer sacerdote nativo, e ilustres Obispos que por su actuación se destacaron valientemente en las páginas de la Historia Nacional.

Recomendamos a nuestros lectores ingresar a las secciones que acompañan ésta página (ver botones de acceso al inicio y al pie de esta nota) donde se narra la historia de La Virgen del Valle, así como milagros recientes que enriquecen su historia.

Volviendo los ojos a nuestra amada Mamá, pocas veces se escribió sobre Ella algo tan bello y profundo como este texto que les proponemos, obra del Poeta Don Juan Oscar Ponferrada, que transcribimos de su libro “Loor de Nuestra Señora la Virgen del Valle”, publicado en 1941:

Con motivo de sus tradicionales “fiestas de diciembre” y las conmemorativas de la Coronación, que se viven por lo general en el mes de abril, de todos los ámbitos de la Patria acuden sus hijos y forman muchedumbre ante sus plantas de Reina y Madre siempre buscada.

Muchos llegan a su presencia; unos con el sabor amargo de sus lágrimas, otros con el pesado ropaje de sus dolores; pero todos animados con la esperanza de obtener su intercesión materna ante su Hijo Divino, para la solución de sus problemas.

Como a Madre le traen la dificultad de sus trabajos y lágrimas, porque Ella sabe comprenderlas. Al pie de la Cruz, sufrió con ternura infinita, y sus lágrimas silenciosas ante la Divina Voluntad, unidas al dolor de su Jesús moribundo regeneran las nuestras, a menudo egoístas y por su calidad de humanas siempre débiles y disconformes.

Ella convierte el pesar y la angustia de sus hijos mediante la fuerza de la resignación cristiana, en piedras preciosas de valor sobrenatural. Como en el trabajoso caminar en nuestra vida hay tantas espinas camino a la meta, Ella enseña a recogerlas, aceptarlas y bendecirlas con valor y ánimo esperanzado.

Ante sus plantas maternales y benditas se depositan insistentemente, afanes y esperanzas, en la seguridad de que cristalizarán en luminosas realidades a la súplica de su intercesión que hace obrar milagros. Si para escribir su portentosa y larga historia, tuviéramos que usar como letras los corazones de los devotos que de Ella recibieron protección y socorro, tantos serían que de seguro saldría una interminable narración.

Como Madre de Dios y de los hombres, en sus múltiples advocaciones, pasea sus plantas por el universo entero prodigando bondades. Pero con singular gracia y exquisita fineza las prodigó y las prodiga en este Valle de Catamarca, y los frutos son de vida espiritual y material lozanos y prometedores.

La serie ininterrumpida de sus portentos va ornando de luz y de fe los siglos que transcurren, desde que quiso entrar y vivir en nuestro Valle con el título de Madre.



Nota de los editores de Reina del Cielo:

Agradecemos a nuestro lector Roberto Jesús Dip por su colaboración en la preparación de éste hermoso texto, regalo para la Madre de Dios. Roberto nos acompaña su trabajo con éstas palabras:

El año pasado les consulté cómo era posible que no estuviese en su importante sitio la Virgen del Valle de Catamarca, como respuesta a lo cual me invitaron a realizar, a modo de regalo a la Madre, un trabajo. Pues bien, después de muchas idas y vueltas está completado.

El mismo se ha fundamentado en el libro “Historia Popular de la Virgen del Valle” del Pbro. Alberto Santiago Miranda (de lo cual se tiene conocimiento en el Obispado a dónde me dirigí por información). Las imágenes son de orígenes diversos. Los testimonios recientes los recogí personalmente antes de volver a mi provincia natal (Tucumán) ya que viví en Catamarca durante 4 años. El testimonio del milagro eucarístico está estudiándose en el Obispado, fue testigo de él toda la comunidad durante la celebración de la Santa Misa.


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