Jean-Luc Robin: “El enigma de Rennes afecta a los cimientos de la Iglesia católica”
Jean-Luc Robin (1949-2008) visitó con su padre Rennes-le-Château cuando era un niño y regresó en 1995 como chef de los dominios del abad Bérenger de Saunière. En el momento de realizar la presente entrevista (febrero 2008) estaba a punto de ser Alcalde Adjunto del pueblo y encargado de promover las futuras actividades turísticas y culturales de la villa, además de un escritor con dos libros publicados en diferentes idiomas. Jean-Luc Robin hablaba varios idiomas; entre ellos el español.
Excelente anfitrión y divulgador del Rennes más serio y objetivo, Robin podría haber sido una figura clave a la hora de desvelar el misterio que encierra la aldea. Pero, desgaciadamente, falleció poco después de realizar esta entrevista.
¿Se puede afirmar que Rennes-le-Château forma parte del País Cátaro?
Aunque está a 50 km de Montségur, no deja de estar vinculado al enigma de la presunta descendencia de Jesús y María Magdalena…
Desde luego que estamos en el País Cátaro. Cerca de Rennes tenemos lugares como Coustaussa y Arques, castillos que resistieron frente a los cruzados. Ambos fueron ocupados por el cruzado Simon de Montfort, quien se los regaló a Gilles de Voisin, uno de sus tenientes. En Arques residía Déodat Roché, fundador de la Academia de Investigaciones Cátaras. Sin embargo, en Rennes-le-Château no hay rastros de presencia cátara. Después de saquear Coustaussa, Montfort pasó por Rennes, pero no encontró la verdadera aldea… Y ahora, tras la historia del abad Saunière, constantemente relacionada con Jesús, la Magdalena y su posible descendencia, estudio esta historia desde que llegué al pueblo, hace ya 13 años. Poco a poco estoy llegando a la conclusión de que vivo en un lugar mucho más ligado al catarismo de lo que algunos piensan.
Según usted, ¿quiénes fueron los cátaros?
Fueron almas puras e ingenuas que reaccionaron contra los abusos de la Iglesia católica, inmersa en el poder temporal y los bienes materiales. Los cátaros querían acercarse a las enseñanzas originarias de Cristo: el amor al prójimo, la tolerancia, la paz, la vida sencilla sin aspiraciones de riqueza…, pero sus prédicas enfurecieron al rey de Francia, quien ordenó su exterminio.
Usted es chef de profesión, pero el hecho de vivir durante años en Rennes, administrar los dominios de Saunière y habitar la propia casa del abad le llevaron a plasmar en libros todas sus vivencias. ¿Cómo compagina dos ocupaciones tan distintas?
El hecho de ser chef y de tener un restaurante me ayudó mucho a recopilar información. Uno no desconfía de un cocinero y un bar es un lugar donde se hacen muchas confidencias. He oído cantidad de tonterías pero también cosas interesantísimas.
¿Cuánto de lucha religiosa y política hay en Rennes-le-Château? ¿Es un tema puramente local y económico o hay grupos financiados desde, por ejemplo, sectores monárquicos o antimonárquicos?
El enigma de Rennes-le-Château es explosivo y peligroso. Se trata de una historia que afecta a los cimientos de la Iglesia católica. Yo fui uno de los responsables nacionales del movimiento monárquico en la década de 1970. Muchos se fueron al partido de Jean-Marie Le Pen, líder del Frente Nacional, y los demás, como un servidor, nos quedamos en casa. El pretendiente al trono era entonces el Conde de París, un hombre muy liberal con quien trabajé hace tiempo; pariente de Juan Carlos de Borbón.
Usted declaró en una entrevista que era “un católico con preguntas” ¿Qué quiso decir?
Que cuando lees la Biblia y los Evangelios te das cuenta de que hay muchísimas informaciones cuestionables en ellos. Debemos recordar que la Historia siempre está escrita por los vencedores, y el catolicismo se ha adaptado al poder político a lo largo de los siglos. La religión católica es obra de hombres y, como todos nosotros, es capaz de dar lo mejor y lo peor: ¿cuántos crímenes y cuántos actos ejemplares se han perpetrado y se perpetran en nombre de Dios? Pienso que le debo mucho a la educación religiosa que tuve pero quiero ser una persona lúcida y no tragarme cualquier cuento sin preguntar.
¿No resulta extenuante vivir todo el año en un ambiente tan enrarecido y cargado de misterios y disputas como el de Rennes?
Yo diría que es agotador. Estoy aquí unos siete meses al año. Cuando llega el invierno puedo descansar un poco. Continúo escribiendo e impartiendo conferencias, pero no puedo alejarme del pueblo. Para mí esto es como una droga. Es la primera vez en mi vida que me quedo tanto tiempo en un mismo lugar. Creo que me ha atacado el “virus” de Rennes-le-Château.
¿Qué cosas han cambiado aquí desde que usted llegó al pueblo?
La búsqueda del tesoro material de Rennes está dando paso a una visión más religiosa o espiritual. También se ha establecido un “contrapoder” que trata de acabar con el misterio por motivos políticos y religiosos oscuros. Existe la tentativa de imponer una línea de “pensamiento único”, una teoría oficial sin interés alguno para que el visitante no regrese.
¿Tiene algún sueño respecto a Rennes?
Sí, recuperar todo lo referente a Saunière, tanto en los dominios como en la iglesia, para que cada uno pueda interpretar a su manera los símbolos y mensajes que nos dejó el cura. También quiero obtener permiso para efectuar excavaciones arqueológicas debajo de la iglesia con el propósito de ver esa cripta y averiguar quién está enterrado en ella. No hará falta mucho dinero, así que tengo la intención de lanzar una suscripción internacional para reunir los fondos necesarios. Le aseguro que hay miles de personas en todo el mundo esperando ese momento.
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