Cómo es el VatiLeaks que amenaza al Papa y pone en peligro a la Iglesia

 

Benedicto XVI enfrenta una “rebelión de monseñores”. Cuáles son las facciones que se enfrentan. Intrigas palaciegas, filtración de documentos y una lucha por el poder.

“A fronte praecipitium a tergo lupi”. El Papa Benedicto XVI podría sentirse identificado con esa antigua fórmula latina: “Al frente un precipicio y los lobos a la espalda”. Los “lobos”, como el diario del Vaticano L’Osservatore Romano denominó a una facción de la Curia romana, acechan al pastor de la Iglesia Católica.

Joseph Ratzinger enfrenta una lucha intestina sin precedentes en la Santa Sede, que jaquea a sus hombres de mayor confianza, ventila documentos escandalosos de los palacios vaticanos y hasta abre especulaciones sobre un paso al costado del Sumo Pontífice.
En las últimas semanas, los vaticanistas de los principales medios italianos se regodearon con una serie de filtraciones nocivas para la cúpula eclesiástica que rápidamente despertaron comparaciones con WikiLeaks.
Los archivos revelados dan cuenta de sospechas de corrupción en las licitaciones inmobiliarias del Vaticano, manejos financieros irregulares en el Banco Vaticano e incluso de un supuesto y disparatado complot para asesinar a Benedicto XVI.
Los expertos coinciden en que detrás de la fuga de documentos existe una guerra palaciega entre dos sectores de los purpurados. Al parecer, las filtraciones forman parte de una “rebelión de monseñores” contra Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano y mano derecha de Ratzinger.
Las fuentes vaticanas consultadas por los especialistas sospechan que detrás de la embestida está la mano de Angelo Sodano, un influyente veterano diplomático que antecedió a Bertone en su cargo y sirvió a Juan Pablo II durante más de quince años.
Cuando asumió, todos esperaban que Ratzinger condujera un Papado “de trancisión”. Pero el Papa alemán se propuso sanear la imagen de la Iglesia, afectada por numerosos casos de pedofilia y corrupción, y avanzó con investigaciones incómodas para algunos miembros de la “vieja guardia” de la Curia romana.
Bertone, dicen, fue el artífice de esa política de mano dura. Aunque no había hecho carrera dentro del cuerpo diplomático del Vaticano, Benedicto XVI lo escogió en 2006 para la Secretaría de Estado porque había trabajado bajo su órbita cuando era cardenal.

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