Amish, Quakeros y Menonitas: los herederos del anabaptismo.

El anabaptismo es una de las tantas corrientes existentes dentro del protestantismo: esta comunidad cristiana radical de Reforma surgió en países centroeuropeos durante el siglo XVI. El nombre anabaptista (del prefijo ana-, ‘de nuevo’, y el griego ‘el que bautiza’) se refiere a “rebautizar” o “bautizar de nuevo”. Dicho nombre les fue impuesto a los anabaptistas por sus detractores, pues los primeros consideran inválido el bautismo infantil. Los anabaptistas abogan por el bautismo de creyentes adultos (de acuerdo con su interpretación de Marcos 16:16), pues por una parte consideran que los niños son salvos (según Mateo 18:2-4), y por otra parte consideran el bautismo como símbolo de fe, la cual no manifiesta un bebé. En la actualidad, hay en el mundo más de dos millones de anabaptistas de las denominaciones amish, huterita, menonita, la Iglesia de los Hermanos y la Sociedad Unida de Creyentes en la Segunda Aparición de Cristo, conocidos como Shakers o Shaking Quakers.
Los anabaptistas se clasifica en: Antigua orden. Su idioma principal es el deitsch. Conservan tradiciones centenarias. Llevan un estilo de vida sencillo, gente llana e indumentaria llana. La historia de este grupo de anabaptistas se caracteriza por sus reiteradas migraciones, en busca de lugares donde establecerse y donde sus prácticas se acepten sin interferencia del estado o la sociedad (a más de 50 kilómetros de la civilización moderna). Rechazan las nuevas tecnologías, la electricidad, internet, teléfono móvil... Son según la comunidad y variedad de grupo religioso más o menos radicales. Además rechazan el servicio militar, ser militares, ser miembros de fuerza de seguridad y tomar partido en cualquier clase de guerra. Nueva orden. Actúan como una iglesia protestante tradicional. Algunas comunidades usan el deitsch exclusivamente para sus servicios religiosos, otras ni siquiera para eso. Aceptan la vida moderna, aunque con limitaciones. Según la comunidad, pueden rechazar la radio, la TV, internet, la informática, los ordenadores, tener coche propio, telefonía móvil... O no rechazar nada de nada. Los cristianos acusados de haber bautizado a otra persona por segunda vez ya eran condenados en el Código de Justiniano (Título VI) y se estableció la pena de muerte contra ellos, la cual se aplicó en variadas ocasiones durante la Edad Media y luego en la época de la Reforma Protestante. Los actuales anabaptistas surgieron como vertiente de la Reforma en el siglo XVI, en Suiza, Austria, Alemania3​4​ y Países Bajos. En esa época había distintas expresiones del anabaptismo: La "revolucionaria", originada en la predicación y bautismos de adultos realizados por el tejedor Nicolás Storch y sus compañeros Tomás Dreschel y Marcos Stübner. Tuvo como defensor absoluto y destacado a Thomas Müntzer, que participó en la Guerra de los Campesinos (1524-1525), lucha de los campesinos contra los terratenientes feudales. La "extremista", que protagonizó el levantamiento en la ciudad de Münster (Rebelión de Münster, 1534-1535), encabezada por Jan Matthys y Juan de Leiden (Jan van Leiden), y propiciada por la predicación de Melchor Hoffman. La "unitaria" (unitarismo), representada por la personalidad de Miguel Servet, por los Hermanos Polacos (socinianismo) en Polonia y por Ferenc Dávid y las iglesias unitarias de Hungría y Transilvania. La "pacifista" "trinitaria", que surgió primero en 1525 en Zúrich, bajo el liderazgo de Conrad Grebel en oposición a Zwinglio, y se extendió luego a Austria, Alemania, Holanda y Polonia, donde otros líderes, como Michael Sattler, Pilgram Marpeck, Baltasar Hubmaier, Hans Denck, Jacob Hutter, Ulrich Stadler, Dirk Philips y Menno Simons, lograron consolidar pequeñas iglesias siempre sometidas a intensa persecución, tanto por católicos como por protestantes y anglicanos. En 1521, bajo la dirección del teólogo anabaptista Thomas Müntzer, estalló una rebelión de labriegos en Zwickau, la cual terminó por convertirse en una guerra abierta entre la nobleza y el campesinado. En Münster (Westfalia) en 1532, los anabaptistas dirigidos por Juan de Leiden, se adueñaron de la ciudad, permaneciendo en su poder hasta 1535 y en donde instauraron la comunidad de bienes. Sin embargo, el reino de Sión, como ellos mismos denominaban su territorio, fue completamente aplastado por la nobleza. El movimiento anabaptista o anabautista es considerado como una tercera rama de la Reforma del siglo XVI, ya que no se unió ni con luteranos, ni con calvinistas. Este movimiento es fundamental para entender la libertad de conciencia, el pacifismo, el bautismo de adultos y la separación de iglesia y estado que se promueve en gran parte del protestantismo de hoy. La participación de los protestantes en diversas guerras, incluidas la guerra contra los musulmanes, generaba un descontento entre varios grupos que consideraban que los creyentes debían aplicar las enseñanzas de Jesús del Sermón del monte de forma literal. Estos descontentos, aparentemente desconectados, fueron la semilla del anabaptismo.
Lo primero que hicieron al iniciar la comunidad fue aplicar el bautismo. Georg Blaurock, un exsacerdote católico, le pidió a Conrad Grebel, un joven humanista de familia noble que había vuelto de la Universidad de París, que lo bautizara. Una vez que Blaurock fue bautizado, hizo lo mismo con otros hermanos. Pronto se le dio al grupo el apelativo de "anabaptistas" o "re bautizadores". Este nombre fue impuesto por aquellos que veían con escepticismo el hecho de que el grupo no considerara el bautismo infantil como válido. Pero la persecución oficialmente empezó en 1525, cuando los cantones suizos católicos empezaron a condenar a los anabaptistas con la pena capital. A esto le siguieron los cantones protestantes. En 1521, Carlos V decretó pena de muerte contra los anabaptistas y en 1529 se promulgó un decreto imperial contra el grupo. La cantidad de anabaptistas que murieron en este periodo fue enorme. Fueron quemados, torturados y ahogados, como una especie de condena por el hecho de “rebautizar”. Sin embargo, mientras más era perseguido, más crecía el movimiento. Pero no todos los anabaptistas fueron pacifistas. Después de que la primera generación del movimiento pereció en la persecución, los anabaptistas se hicieron cada vez más radicales. Thomas Müntzer (1489–1525) unificó varias doctrinas anabaptistas con las ansias de justicia de los campesinos y lideró un movimiento que fue suprimido por los príncipes alemanes en 1525. Tomaron Munster como la Nueva Jerusañem y pronto llegaron a la suficiente cantidad de anabaptistas para tomar el control de la ciudad. Una de sus primeras medidas fue el expulsar a los católicos. Pero al final las fuerzas católicas lograron retomar el control de la ciudad y los líderes anabaptistas fueron arrestados y ejecutados. Así concluyó el principal brote de anabaptismo revolucionario.
El líder más notable de este pensamiento fue un exsacerdote holandés llamado Menno Simons (1496–1561), que había abrazado el anabaptismo en 1536. Para Simmons, el pacifismo era una parte fundamental del movimiento anabaptista y pasó el resto de su vida predicando este principio. Los seguidores de Menno Simons pasaron a llamarse “menonitas”. A partir de este momento, el anabaptismo abandonó para siempre la violencia y el movimiento empezó a florecer. Los testimonios de muchos anabaptistas asesinados por su fe fueron recopilados en el libro el Espejo de los Mártires, de Thieleman van Braght (1625–1664), publicado en 1660. En esta compilación se documentan las declaraciones de fe, historias y testimonios de los mártires cristianos, especialmente de los anabaptistas pacifistas. El anabaptismo puede definirse en tres puntos principales: Un concepto de la esencia del cristianismo como discipulado. La Iglesia como fraternidad. Una ética y moralidad basada en el Sermón de la Montaña Por eso, insisten en la importancia de la comunidad de fe para la oración, la mutua corrección fraterna, mutua ayuda material, ser una comunidad establecida voluntariamente y el Cuerpo de Cristo que se celebra en la Eucaristía. Rechazan enérgicamente las persecuciones y guerras religiosas y consideran un crimen la ejecución de cualquier persona por sus creencias. Su norma fue y sigue siendo “Libertad religiosa para todos los hombres para vivir la fe de su elección o ninguna”.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares