Bailar hasta morir: la Epidemia de Danza de 1518



Este curioso incidente, durante el cual cientos de personas bailaron descontroladamente hasta morir, ha desconcertado a los investigadores

Una mañana de julio 1518, una mujer conocida como Frau Troffea salió a las calles de Estrasburgo, Francia, y comenzó un baile compulsivo y frenético que duraría entre cuatro y seis días. La mujer parecía poseída por el movimiento y, pese a su cara de sufrimiento, no podía parar. Poco tiempo después, un vecino se unió a su baile, y luego otro. Al finalizar la semana, más de 30 personas bailaban día y noche.

Al cabo de un mes, al menos 400 ciudadanos habían sido infectados por el extraño fenómeno. Los bailarines caían muertos de agotamiento, ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares. Las autoridades médicas y cívicas decidieron que el mejor remedio era que lo sacaran de su sistema, así que asignaron una tarima de madera a los bailadores y contrataron a músicos para mantenerlos activos.

Las muertes continuaron hasta que, tan súbitamente como había empezado, la llamada plaga de baile cesó a principios de septiembre. Hasta la fecha, no se ha encontrado una explicación para aquel curioso episodio histórico. Se ha sugerido que fue causado por la ingesta del hongo del cornezuelo de centeno, la versión orgánica del LSD. Sin embargo es poco probable, pues si bien causa alucinaciones y espasmos, al obstruir el flujo sanguíneo a las extremidades dificulta el movimiento.

También se ha especulado que los danzantes eran miembros de un culto herético, y que el extraño incidente fue parte de un acto. No obstante, esto resulta inverosímil, ya que sus contemporáneos aseguraban que los afligidos no querían bailar, y los bailarines mismos expresaban su miseria y pedían ayuda. Además, nunca se les trató como herejes.

La teoría más aceptada fue propuesta por el historiador John Waller, quien culpa a la histeria colectiva. Habiendo sufrido hambruna, enfermedades y múltiples crisis, el estrés intolerable en la población provocó una psicosis masiva. No obstante, esta hipótesis tampoco logra explicar por qué las personas bailaban en su miseria. La epidemia de baile de 1518 permanece un misterio.

Curiosamente, este no fue el único brote de baile compulsivo en Europa. Se han registrado cerca de diez episodios similares antes de 1518 y uno en 1374, en los pueblos que hoy forman parte de Bélgica, el noreste de Francia y Luxemburgo. El caso 1518 es simplemente el mejor documentado.

La epidemia de baile de Estrasburgo mató cada día a unas 15 personas por infartos, ataques o simple extenuación. Hay decenas de anotaciones médicas, sermones dominicales, crónicas regionales y actas municipales sobre el asunto, pero nadie supo nunca por qué empezaron a bailar, ni por qué no podían parar de hacerlo. Hasta ahora que parece que la medicina ha encontrado la respuesta.

No era la primera vez que pasaba. La Nochebuena de 1021, dieciocho personas comenzaron a bailar en la puerta de una iglesia de Cölbigk, un pequeño pueblo de Sajonia. El párroco, al comprobar que el estruendo no le dejaba continuar la misa, salió y les ordeno que callaran. Pero ellos lo cogieron y bailaron alrededor de él.



En 1247, un ataque similar ocurrió en Erfut, también en Alemania y poco después 200 personas murieron ahogadas cuando el puente sobre el que bailaban se hundió bajo sus pies en Maastricht, Países Bajos. Durante el siglo XVI, cuando las crónicas mejoraron, tenemos decenas de casos por toda Suiza, Francia, Países Bajos y el Sacro Imperio Romano.

También se ha propuesto el ergotismo como solución. El fuego de San Antonio era una enfermedad muy extendida en aquella época en la que un hongo, el cornezuelo, infectaba el centeno como Pedro por su casa.

A partir de una sustancia del Cornezuelo se sintetiza el LSD por lo que parece lógico que un brote de ergotismo (una partida de pan en mal estado) pudiera originar este tipo de epidemias. El problema es que las sustancias químicas del cornezuelo podrían causar convulsiones y alucinaciones, pero no parece probable que puedan hacer que cientos de personas bailen durante días hasta llevarlos a la muerte.

Si hacéis una pequeña búsqueda en internet, veréis que la mayor parte de las descripciones de esta epidemia incluyen la palabra 'misterio'. Y sin lugar a dudas lo fue, hasta que John Waller, profesor de Historia de la Universidad Estatal de Michigan, tuvo una idea.

Los años previos a 1518 fueron terribles para Estrasburgo y toda Alsacia. Hubo hambrunas muy serias en 1492, en 1502 y en 1511. La sucesión de inviernos extremos y veranos sofocantes hizo que 1517 fuera un año con una tasa altísima de mortalidad. Durante agosto de 1517, toda Alsacia se llenó de procesiones contra la posibilidad de un brote de peste u otra enfermedad.

Los textos que tenemos de la época dejan claro que desde verano de 1517 hasta que Troffea se puso a bailar las enfermedades se cebaron con la población, el hambre se hizo más profunda y la ansiedad no hizo más que crecer. Lo que ocurrió en Estrasburgo, según Waller, fue un caso de psicosis colectiva inducida por el estrés.

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