El Titanic argentino: El Naufragio del Monte Cervantes



Es considerado uno de los naufragios más espectaculares ocurridos en las aguas del Fin del Mundo. El Monte Cervantes era un crucero que realizaba la ruta Buenos Aires hasta Ushuaia y en enero de 1930, con 350 tripulantes y 1200 pasajeros a bordo, varó contra unas rocas sumergidas, en cercanías del Faro Les Eclaireurs, hundiéndose pocas horas después.

A pesar de las distancias y las grandes diferencias entre el Cervantes y el Titanic, hay algunos puntos de coincidencia sorprendentes: Por una parte, el lujo y la suntuosidad del barco y sus pasajeros. Pero también las dramáticas situaciones que se vivieron durante el hundimiento, y la muerte de su capitán, que nadie pudo explicar con exactitud.

La Historia del Monte Cervantes

El Astillero que lo construyó fue Blohm & Voss, de la empresa alemana Hamburg Sud (Hamburgs Sudamerikanische Dampfschifffahrt Gesellchaft).

Entre 1922 y 1923 la empresa ordenó al astillero Blohm & Voss la construcción de los “Montes”. Iban a ser embarcaciones destinadas al transporte de emigrantes, carga y transporte temporario de trabajadores desde la Península Ibérica hacia Sudamérica. Los barcos fueron bautizados con nombres de montañas de Tierra del Fuego:

Monte Olivia
Monte Cervantes
Monte Pascoal
Monte Rosa
Monte Sarmiento

Todos tuvieron un final poco feliz. Unos fueron desguazados, otros fueron hundidos y el Monte Cervantes descansa aún en las gélidas aguas del Canal Beagle, donde termina la Tierra del Fuego y se empieza a vislumbrar la Antártida Argentina.

El interior del Cervantes estaba diseñado con un confort que nada envidiaba a los barcos de primera línea, con suntuosos salones decorados con estilo, capacidad para 450 personas aproximadamente, una segunda cubierta con más de 200 sillas, salón de fumadores, bibliotecas y salas de lectura totalmente equipadas. Un lujo para la época. A su recorrido original se le habían agregado dos nuevas escalas que lo hacían más seductor: Puerto Madryn y Yendagaia. La estadía en Ushuaia sería de unas 15 horas con la posibilidad de visitar, entre otras, la misma ciudad, los aserraderos, el Presidio y el Monte Susana. ¡Quién podría imaginar que la estadía en Ushuaia se haría tan traumática y larga!

El último viaje

El Monte Cervantes zarpó desde Hamburgo (Alemania) a fines de 1929 con 1.117 pasajeros y unos 330 tripulantes. El 21 de enero de 1930 atracaba en el Puerto de Ushuaia (Argentina) y al día siguiente zarparía hacia la Bahía de Lapataia, específicamente a unas 7 millas náuticas, a la bahía Yendagaia. Lamentablemente, a unas 9 millas del Puerto, se produjo el fatal accidente.

Sobre las distintas versiones acerca de cómo fue, voy a transcribir la conclusión a la que llegaron los diarios alemanes, luego de una investigación realizada en dicho país y teniendo en cuenta la extensa declaración de los tripulantes y la evaluación de los hechos. El siguiente relato fue tomado del libro “Monte Cervantes y el Capitán Dreyer”, Naufragio y muerte en el Sur Argentino, de Adriana Pisani:

“… El capitán Dreyer pretendía pasar por el canal “Les Eclaireurs”. Le recomendó al Segundo Oficial prestar atención cuando marcara el Faro 140 grados a la derecha y al Monte La Gloche 21 grados, para luego cambiar el curso en el canal. A las 12:35 se divisaron los puntos mencionados, se modificó el curso al sur y a las 12:42 según el mapa se tomaba el curso adecuado… tres minutos después chocaba… a estribor contra una roca debajo de la línea de agua, por lo que el barco se inclinó considerablemente a babor… enderezándose luego. Cuando se liberó de la roca comenzó a hundirse. La máquina se detuvo… Dreyer dijo al Primer Oficial que liberara inmediatamente los botes…”

… Todos los pasajeros fueron desembarcados en Ushuaia en perfectas condiciones y la mayor parte de sus pertenencias han sido salvadas. Se calcula que en los próximos días se procederá a su reflotamiento… A pesar de todo, las tentativas de hacer zafar al Monte Cervantes no han tenido éxito…”
Casi inmediatamente, otra información dejó a todos con un dejo de tristeza…
”Anoche (23 de enero), siendo las 21:00 horas, el Monte Cervantes se ido vuelta rápidamente sobre estribor dando apenas tiempo para salvar el personal de guardia…Hay que lamentar la desaparición del Comandante Dreyer quien permaneció en el puente de mando hasta el hundimiento de su barco, sumergiéndose con él…”
Otros relatos hablan de un fuerte impacto, crujido de metales y una vertiginosa eslora que hirió de muerte al barco. Algunos datos señalan que se produjo un rumbo de más de veinte metros. Augusto Schwagermann, representante de la compañía de seguros de Hamburgo, expresó: ”…el rumbo fue en el fondo del casco sobre la superficie del agua sobresale el pantoque de proa y del lado de babor la popa y parte del timón...

Cuentan que los habitantes de Ushuaia reaccionaron rápidamente ante la tragedia y socorrieron a pasajeros y tripulantes. Cada hogar fueguino, cada edificio público, incluso el Presidio, debió ser adaptado para dar alojamiento y alimento a los sobrevivientes, que representaban casi el doble de la población estable del lugar, durante casi una semana.



Los misterios del Monte Cervantes

El barco dejó una serie de misterios que ya son parte de la historia de este hundimiento. Uno de ellos es el verdadero paradero del capitán, ya que nunca se encontró su cuerpo. Hay relatos que cuentan que lo vieron desembarcando en la Isla Navarino un supuesto cargamento de oro que nunca se encontró. Otra de las preguntas sin respuesta es por qué se modificó la ruta de navegación. Y como estas hay muchas historias más que el tiempo fue modelando, aunque nunca pudo resolverlas.

El hallazgo de una carta manuscrita de la tía C. Beatriz de Antueno Etcheverry y un antiguo poema de la “anciana escritora y periodista de ochenta y cinco años…”, tal como le menciona la dama ushuaiense cuando dona sus escritos y fotos al director del Museo del Fin del Mundo, Oscar Zanola, fueron los que inspiraron al autor a iniciar la investigación para concluir con la obra escrita.
El escrito de la pasajera “Por Tierra y Camino” y el poema “Volver” salen a la luz, con el libro “Monte Cervantes, carta y recuerdos del naufragio”. En un párrafo Beatriz menciona que “quien visite ésta Ushuaia, no podrá comprender las emociones de aquella hora en un trozo de piedra y tierra enclavada enter mar y rocas con luces y sombras de cielos en el azul de altura y reflejos de cielo en las blancas laderas y los montones de hielo en el agua. Esa fue nuestra Ushuaia ¿qué será hoy?...”

El "Monte Cervantes" tiene su historia a través de diferentes visiones y como corolario la muerte de su capitán Theodor Dreyer en circunstancias que nadie puede conocer con exactitud. Se podrá opinar o conjeturar pero sólo el capitán Dreyer supo lo sucedido en los últimos instantes cuando las aguas australes lo devoraro junto a su imponente embarcación vencida.

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