Los libros prohibidos: El Necronomicón



Que no está muerto lo que yace eternamente,
y con los eones extraños incluso la muerte puede morir
.​

Esta es, quizás, la cita más famosa del libro. Se encuentra en el cuento de H. P. Lovecraft conocido como The Call of Cthulhu (1928). No existe una traducción definida, pero entre tantas hay una que puede describir lo que la frase expresa:

Toneladas de tinta se han empleado intentando describir el fenómeno de este libro maldito, el más prohibido de todos y al mismo tiempo, el más enigmático. Todas las pistas apuntan a su aparente creador, el escritor estadounidense de horror cósmico H. P. Lovecraft (1890-1937). Él mismo ha confesado mediante cartas a sus colegas que dicha obra es ficcional, puesto que la inventó para sus cuentos -de hecho, en ellos aparecen libros reales y otros totalmente falsos-. Pero lo que siempre ha despertado curiosidad y ha hecho perder el sueño a muchos de sus seguidores es su supuesta existencia.

El Necronomicón o Libro de los Muertos -no confundir con el ejemplar tibetano o egipcio del mismo nombre- es un grimorio o libro mágico que contiene hechizos, saberes arcanos y magia ritual cuya sola lectura o mala práctica de sus artes podría conducir a la locura y muerte. Según el mito, además, está forrado en piel humana.

Hasta el día de hoy, en pleno Siglo XXI, hay personas que afirman haber leído sus páginas, invocado "dioses" de más allá de las estrellas e incluso poseer ejemplares escondidos en sus casas por "el peligro que supone manipular una obra de esa clase". Otros, por el contrario, quieren desprenderse y los ofrecen a precio alto en internet; algunas editoriales, incluso, lo han editado al acceso del público a precios accesibles.

Pero... ¿Se trata del verdadero o es simplemente un fraude? ¿Alguien se aprovecha de la credulidad de la gente? ¿Cuánto hay de cierto y de falso en todo este fenómeno? ¿Por qué circulan dudas acerca de su existencia si su mismo creador reconoció que fue fruto de su imaginación?

La idea aquí es tratar de ofrecer las variantes posibles sobre su historia y las posteriores teorías que han circulado desde su aparición en los escritos de H .P. Lovecraft e intentar llegar a una conclusión o al menos acercarse más a los misterios que encierra. Vamos paso a paso.

1-Su aparición y contenido

La primera vez que pudo verse su nombre fue en el texto The hound, de 1922. Por esos años, H. P. Lovecraft ya había escrito algunos cuentos con influencias de Edgar A. Poe y Lord Dunsany, es decir, aún estaba pendiente la elaboración de un estilo propio. En el relato, narrado en primera persona, dos amigos sienten el enfermizo placer de profanar tumbas. Un día descubren, en un cementerio de Holanda, la tumba de un profanador de tumbas; y en ella, un extraño amuleto que recuerdan haber visto ilustrado en elNecronomicón del "árabe loco" Abdul Alhazred.

Vale decir que su presunto autor había sido mencionado en un relato anterior, The nameless city, de 1921. Según Lovecraft, es un libro de saberes arcanos y magia ritual cuya lectura provoca la locura y la muerte. El motivo es la inclusión de fórmulas olvidadas que permiten contactar con unas entidades sobrenaturales de un inmenso poder, los Antiguos, y despertarlas para que se apoderen del mundo, el cual una vez fue suyo.

Más allá de esta publicación, el maligno manuscrito volvió a ser nombrado en otros cuentos suyos, pero el que le dio su "bautismo de fuego" fue sin dudas The Call Of Cthulhu (1926), donde se encuentra incluída la frase que da comienzo al post. Es, quizás, la cita más famosa del temido libro. Posteriormente, en 1927, redactaría él mismo una breve pero enigmática pieza: The History of the Necronomicon, recién publicada después de su deceso, en 1938.

En ella relata la historia del libro maldito, dándolo por verdadero para confundir más a sus seguidores e interesados: allí se realiza una breve reseña de su creación y las siguientes traducciones que se hicieron a lo largo del tiempo, incluyendo una bula papal que lo prohibió y destruyó. Incluso se le atribuye una traducción al personaje real, al astrólogo y ocultista John Dee.

Pero lo más significativo reside en la aparente existencia de copias en el Museo Británico y las Bibliotecas de Miskatonic -Universidad ficticia, creada por Lovecraft-, Harvard, París y Buenos Aires. Escalofriante para algunos; puro humo para otros. Pero lo cierto es que muchísimas personas se han dirigido a estas bibliotecas o enviado cartas para consultar estos ejemplares malditos, aún sabiendo el riesgo que ello suponía.

August Derleth, escritor de horror perteneciente al círculo literario de Lovecraft, señala en su artículo The Making of a Hoax -La Creación de un Fraude- cómo en la publicación Antiquarian Bookman aparece un anuncio, en 1962, que dice:

Alhazred, Abdul. Necronomicón, España 1647. Encuadernado en piel algo arañada descolorida, por lo demás buen estado. Numerosísimos grabaditos madera signos y símbolos místicos. Parece tratado (en latín) de Magia Ceremonial. Ex libris. Sello en guardas indica procede de Biblioteca Universidad Miskatonic. Mejor postor.


En el mismo artículo se cuenta que una vez un estudiante gastó la broma de incluir su ficha en el registro de la Biblioteca General de la Universidad de California, en la sección BL 430, dedicada a las religiones primitivas. Se dice, incluso, que Jorge Luis Borges creó una ficha sobre el mismo en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, así como que en el catálogo de la Biblioteca de Santander (España) aparecía también una versión latina del libro.

Según un artículo de dudosa procedencia -aparentemente procedente de la revista estadounidense de ciencia ficción y horror, Weird Tales, la que editó una buena cantidad de los escritos de H. P. Lovecraft -, en los años '70 ocurrieron algunos fenómenos curiosos:

En 1976, en el programa televisivo español La Clave dirigido por José Luis Balbín, y con motivo de la emisión de la cinta Rosemary's Baby, una “autocoronada” “Reina de las Brujas” exhibió ante las cámaras un ejemplar del execrable y temible Necronomicón. Un año más tarde, dos editoriales
anglosajonas publicaban sus auténticas versiones del citado volumen. La norteamericana, preparada por L. K. Barnes, mezclaba los mitos “lovecraftianos” con los de la antigua Sumeria y con la magia sexual de Aleister Crowley.

La edición inglesa, editada por George Hay, presentaba la supuesta traducción del celebre alquimista del S. XVII John Dee (personaje real y protagonista de la novela El Angel de la Ventana de Occidente de Gustav Meyrink), si bien en el material adicional presentado, también aparecen “hermanados” los Mitos de Cthulhu con Crowley, El Conde de Cagliostro, Madame Blavatsky, y el oscuro entramado de sociedades secretas del S. XIX.

Volviendo a la obra de Lovecraft, en The History of the Necronomicon se agregan algunos datos desconocidos: su título original era Al-Azif, "el término utilizado por los árabes para designar el ruido nocturno (producido por los insectos) que, se suponía, era el murmullo de los demonios". Lo cierto es que "el árabe loco" no profesaba la fe musulmana y por el contrario, rendía culto a unas entidades malignas y horrorosas llamadas Cthulhu y Yog-Sothoth. Causa de ello, tuvo un final para nada envidiable. Según la historia de Lovecraft,

Su biógrafo del siglo XII, Ibn-Khallikan, cuenta que fue asesinado por un monstruo invisible en pleno día y devorado horriblemente en presencia de un gran número de aterrorizados testigos.
.

Ya en 1928, el libro se hace presente en el cuento largo The Dunwich Horror, historia pavorosa sobre un pueblo inventado que debe lidiar con la familia Whateley, cuya rama "degenerada" tiene en sus miembros a brujos y desequilibrados mentales, los cuales realizan extraños ritos para atraer a deidades extraterrestres de extrema peligrosidad.

En este caso, el protagonista llamado Wilbur fue engendrado de manera poco clara y presenta características sobrenaturales... como crecer a un ritmo extremadamente vertiginoso, aparentando mucha más edad que la real. Ya "adulto", busca desesperadamente ejemplares del manuscrito, para lo cual envía cartas a las universidades y bibliotecas ya aludidas; su intención es aplicar las enseñanzas de su insano abuelo para invocar a esos demonios. Por supuesto, las consecuencias sobrepasan lo trágico para convertirse en algo rozando lo apocalíptico.

Una cita estremecedora es la siguiente:

Tampoco debe pensarse -rezaba el texto que Armitage fue traduciendo mentalmente- que el hombre es el más antiguo o el último de los dueños de la tierra (...) Los Ancianos eran, los Ancianos son y los Ancianos serán. No en los espacios que conocemos, sino entre ello. Se pasean serenos y primigenios en esencia, sin dimensiones e invisibles a nuestra vista. Yog-Sothoth conoce la puerta. Yog-Sothoth es la puerta. Yog-Sothoth es la llave y el guardián de la puerta. Pasado, presente y futuro, todo es uno en Yog-Sothoth. Él sabe por dónde entraron los Ancianos en el pasado y por dónde volverán a hacerlo cuando llegue la ocasión (...) Se pasean inadvertidos y pestilentes por los solitarios lugares donde se pronunciaron las Palabras y se profirieron los Rituales en su debido momento. Sus voces hacen tremolar el viento y Sus conciencias trepidar la tierra. Doblegan bosques enteros y aplastan ciudades, pero jamás bosque o ciudad alguna ha visto la mano destructora (...) El hombre rige ahora donde antes regían Ellos, pero pronto regirán Ellos donde ahora rige el hombre (...) Aguardan, pacientes y confiados, pues saben que volverán a reinar sobre la tierra.


Algunas de las entidades conocidas como Los Grandes Antiguos que podrían ser invocadas son las siguientes:

1-AZATHOTH: La morada del Caos Primigenio en el centro del infinito, sin forma e incognoscible. El Primer Motor en la Oscuridad; la Confusión, el Demoledor del pensamiento y de la forma. La antítesis de la creación.

2-YOG-SOTHOTH: El Todo-Uno, Co-regente de Azathoth; el vehículo del Caos. La manifestación Exterior de la Elocución Primaria, la Puerta al Vacío, a través de la cual deben entrar "Los de Fuera". La Exterior inteligencia activa de El, el que nunca quedará encerrado en la impenetrable oscuridad. La positiva manifestación del Fuego, marcado en el firmamento por el Signo deL León, pero más particularmente por la estrella conocida por los antiguos árabes como Al Kalb al Asad, y por los romanos como Cor Leonis, el Corazón del León, que está dentro del pecho del celestial animal. En el mundo, su situación cardinal es la del Sur inmediato.

3-NYARLATHOTEP: El Caos reptante, el Éter que media entre los diversos aspectos de los Grandes Antiguos. El receptáculo de su Voluntad combinada. Su mensajero y siervo, capaz de existir en cualquier figura y forma, en cualquier región del tiempo y del espacio. Los antiguos acadios atribuían a este torrente de pálida luz a su Mito de la Gran Serpiente, y los polinesios la llamaban el largo y azul tiburón comedor de estrellas. En la India se la conocía como Nagavithi, el Camino de la Serpiente.

4-HASTUR: La Voz de los Antiguos. El Vengador y Destructor, el Caminante sobre el Viento (el Wendigo de la tradición de los indios pieles rojas). El que no debe ser nombrado. En la esfera de los Elementos, Hastur está asignado al Aire, el Elemento de contienda, y entre las constelaciones, indicado por el Signo de Acuario.

5-CTHULHU: Señor de los Profundos, Iniciador de Sueños. Cthulhu está representado entre los Elementos por el Agua y, astrológicamente, por la forma del Escorpión, conocido por los acadios como Girtab, El Agarrador o Aguijoneador, ante el cual hay que inclinarse. Geográficamente, Cthulhu está referido al Oeste, el lugar de la muerte en la religión de los antiguos Egipcios.

6-SHUB-NIGGURATH: El Gran Macho Cabrío Negro de los Bosques con un Millar de Crías. La manifestación Terrenal del Poder de los Antiguos. El Dios del Aquelarre de las Brujas. La naturaleza Elemental de Shub-Niggurath es la de la Tierra, simbolizada por el signo de Tauro en los cielos y, en el mundo, por la Puerta del Viento del Norte.


Aterrador, sin lugar a dudas. Pero a nadie debería causarle miedo lo que sabe a ciencia cierta que es ficticio, ¿no?.

Además de las historias citadas, apareció también en otros cuentos, como The last test -con Adolphe de Castro-, The descendant, The festival y en algunas colaboraciones con otros autores, pero las ya citadas son las más abundantes en cuanto al contenido del libro.

Vamos por partes.


2-¿Falso?



Yendo directamente a las fuentes directas, pueden tomarse como prueba casi irrefutable las cartas que escribió a colegas suyos. En muchas de ellas, señala sin titubear que la obra es meramente falsa. Se habla del tema en varias de ellas, algunas son estas:

Ahora bien, sobre "los libros terribles y prohibidos", me fuerzan a decir que la mayoría de ellos son puramente imaginarios. Nunca existió ningún Abdul Alhazred o el Necronomicón, porque inventé estos nombres yo mismo


(Carta a Willis Conover, 29 de julio de 1936)
A propósito, no existe el “Necronomicon del árabe loco Abdul Alhazred” Ese volumen infernal y prohibido es una imaginativa concepción mía.


(Carta a Robert Bloch, 9 de mayo de 1933)
El nombre “Abdul Alhazred” fue ideado por un adulto (no puedo recordar quién) ideó para mí cuando cuando tenía cinco años y tenía ganas de ser un árabe después de leer Las Mil y Una Noches. Años después, pensé que sería divertido usarlo como el nombre de un autor de libros prohibidos. El nombre Necronomicón... se me ocurrió en el transcurso de un sueño


(Carta a Harry O. Fischer. Finales de febrero de 1937)
El Necronomicón del árabe loco Abdul Alhazred es también algo que aún debe ser escrito con el fin de poseer la realidad objetiva. Abdul es un personaje favorito de mis sueños, de hecho así solía llamarme cuando tenía cinco años y era un devoto de la versión de Andrew Lang de las Mil y Una Noches. Hace unos años preparé una sinopsis simuladamente erudita de la vida de Abdul, y de las póstumas vicisitudes y traducciones de su obra horrible e innombrable: Al Azif ...


(Carta a Robert E. Howard, 14 de agosto de 1930)


Como podemos ver, el mismo escritor se responsabiliza de la creación del libro; prueba suficiente para declarar que el Necronomicón tal como lo conocemos en sus escritos es falso. Nació simplemente de la imaginación de Lovecraft, así como cualquiera de nosotros podría haber inventado un lugar, una persona o una situación en particular.

Estas son sólo algunas de varias citas en donde el escritor hace alusión al libro en sus cartas a otros colegas, donde afirma y reafirma que no existe más que en la ficción literaria. El escritor ucraniano de origen francés, Jacques Bergier, también expone su opinión en una obra de su autoría: Los libros condenados (1973):

Liquidemos de pasada otra leyenda: John Dee no tradujo jamás el libro condenado, el Necronomicon de Abdul Alhazred, por la sencilla razón de que esta obra no ha existido nunca. Pero, como dice acertadamente Lin Carter, si el Necronomicón hubiese existido, Dee habría sido, evidentemente, el único hombre capaz de procurárselo y de traducirlo. Desgraciadamente, el Necronomicón fue inventado de cabo a rabo por Lovecraft, el cual me lo confirmó en una carta.

Por supuesto, existen infinidad de puntos de vista, los cuales en su mayoría demostran su inexistencia como tal. Es casi imposible tratar cada uno de ellos puesto que el volumen de información es prácticamente inmanejable como para volcar en un post; pero aquí quedan expuestas algunas de las evidencias más claras, tomando como base que están conformadas por las palabras de su propio creador.

Aunque, por supuesto, están las otras teorías: las que afirman su veracidad. En realidad casi nadie se atreve a afirmar que el texto sea verdadero, puesto que el mismo protagonista declara que es una invención propia.

Pero existe una teoría según la cual el Necronomicón estaría basado en uno o más textos reales, del mismo nombre o con distinta nomenclatura. Este es, quizás, uno de los aspectos menos investigados o que tuvieron menos atención por parte de los especialistas. La mayoría centraron su atención en refutar o no la existencia del libro. Pero este punto es más atractivo, sin dudas.


3-¿Basado en un libro o libros reales?



a. Existencia del Dunwich "real"


He aquí la versión más interesante. Según el filósofo y escritor británico Colin Wilson, existiría la posibilidad de que el libro maldito estaría basado en un manuscrito real. Wilson expone en una nota de su autoría que le fueron revelados ciertos datos que acercarían la ficción con la realidad. De acuerdo a sus palabras, dicha información le fue proporcionada por el Doctor Stanislaus Hinterstoisser, doctorado en Teoría Política luego devenido en Presidente del Instituto para el Estudio de la Magia y Fenómenos Ocultos de Salzburg.

En una carta dirigida hacia él -la cual tenía como temática base la práctica de la magia y los escritos prohibidos-, afirma que el Conde Alessandro di Cagliostro -reconocido médico, rosacruz y masón del Siglo XVIII- había legado a sus seguidores ciertos manuscritos, incluído el Necronomicón original.

Según Hinterstoisser,

El Necronomicón no es sólo una obra escrita por un hombre, sino una compilación de material mágico de Acadia, Babilonia, Persia e Israel hecha probablemente por Alkindi (Ya’kub ibn Ishak ibn Sabbah al Kindi que murió alrededor del año 850 de nuestra era). Declara contener una tradición mágica que precedió a la especie humana


Wilson señala, además, en las cartas recibidas se le confirmó que la "compilación completa" es un tratado general de magia la cual, en su mayor parte, se deriva de las tablas de la biblioteca de Assurbanipal. Parece ser que contenía una inmensa cantidad de material que ahora sería considerado como científico o filosófico (por ejemplo, una larga sección dedicada a la naturaleza del hombre), así como capítulos que trataban de astrología, alquimia, conocimiento de los colores y realización de talismanes.

Pero el capítulo noveno de la segunda parte se titula "De la historia de los Antiguos", y en apariencia queda bastante claro que constituye la base del Necronomicón. A todo esto, el Dr. Hinterstoisser le habría comunicado que no estaba en posesión de ninguna copia del
Necronomicón, pero que había visto una en Boston.

En una segunda carta, Hinterstoisser indicó que el bibliotecario del rey Rodolfo II de Praga había catalogado una copia de la compilación de Alkindi. Valga la aclaración, Rodolfo II reinaba en la época en que John Dee y Edward Kelly estuvieron varios años en Praga. Y, según Lovecraft, John Dee tradujo el Necronomicón.

Uno de los primeros y más apasionantes descubrimientos fue una carta dirigida por un erudito desconocido a John Dee en 1573 referente a "The towne of Donwiche", parcialmente sumergida en el mar. Dunwich (que se pronuncia Dunnich) es un pueblo inglés real que aún existe en East Suffolk, a cuatro millas del sudeste de Southwold, y en el Bartholemew’s Gazetteer se dice que una vez fue la capital de la región de East Anglia.

Dee estaba fascinado por los resultados de las excavaciones en Dunwich, en particular por el descubrimiento del gigantesco ataúd antropomorfo de piedra. Los paralelismos entre la Dunwich de Lovecraft y la Dunwich real indicarían que Lovecraft se tomó la molestia de enterarse de un gran cantidad de detalles sobre aquel pueblo inglés.

Además, cobra importancia adicional si se considera el hecho de que la traducción del Necronomicón de John Dee sólo aparece en The Dunwich Horror y que la ciudad de Dunwich en Inglaterra está casi a la misma distancia de Londres que su doble ficticio del norte de Massachusetts lo está de New London, Connecticut, aproximadamente 120 km. En cada caso, va perfilándose un patrón definido.

¿Es el Dunwich del cuento de Lovecraft una reconstrucción, una réplica geográfica de aquella ciudad de Inglaterra que mereció el interés del misterioso Dr. Dee? ¿Fueron las veladas referencias de Dee a ciertos elementos extraños hallados entre las ruinas de la antigua Dunwich lo que excitó la curiosidad de Lovecraft? En la antigüedad, Dunwich fue llamada Sito Magnus por los romanos, el Lugar del Amo, una región rica en tesoros arqueológicos.

Los documentos posteriores de Dee dan cuenta de un misterioso sepulcro descubierto en Dunwich después de la demolición de la ruinosa iglesia de San Juan. La tumba contenía una gran piedra curiosamente conformada a semejanza del cuerpo humano. Dentro del hueco interior de la piedra yacía un cadáver vestido extrañamente que, al ser tocado, se deshizo inmediatamente en un fino polvo.


b. El misterioso manuscrito hallado


Por otra parte, y para agregar más misterio a la investigación de los especialistas, hubo un acontecimiento muy llamativo. En 1967, el escritor estadounidense de ciencia ficción y terror, Lyon Sprague de Camp, visitó la India y el Oriente Medio buscando material para un libro que estaba desarollando. En ese entonces, también se encontraba realizando una biografía sobre H. P. Lovecraft.

En Bagdad se reunió con un miembro de la Dirección de Antigüedades de la Administración General Iraquí, con el cual había mantenido correspondencia, y estuvo algún tiempo con él visitando lugares arqueológicos. Cuando el funcionario iraquí se enteró de la proyectada biografía de Sprague de Camp sobre Lovecraft, reveló que estaba en posesión de un manuscrito, probablemente interesante, el cual estaba escrito en un antiguo idioma relacionado con el árabe.

Incomprensiblemente, el primer impulso de Sprague fue rechazarlo porque no era un erudito en árabe y pensó que un manuscrito como aquél no le sería de utilidad. Por otra parte, la exportación de manuscritos, que podían clasificarse como material arqueológico era contraria a la ley, y temía que las aduanas le confiscaran el que le ofrecía el funcionario. Además, éste fue muy ambiguo con respecto a la obra. Parecía que únicamente deseaba decir que se trataba de un manuscrito mágico.

El asunto quedó en la nada, pero poco antes de que el escritor se fuera de Bagdad, el funcionario volvió a plantear el caso, esta vez indirectamente. Estaban comiendo en un restaurante y frente a él se encontraba un profesor palestino de la Universidad de Beirut. En un momento, Sprague le preguntó si era exacto traducir Al Azif como La Demonología.

El palestino dijo que nunca había oído hablar de tal cosa y, en este momento, el funcionario de la dirección de Antigüedades mencionó casualmente que la palabra se deriva del antiguo lenguaje acadio, y que lo había visto en la cabecera de un manuscrito que tenía en su oficina. Tratando de controlar su excitación, Sprague le preguntó si podía verlo, y el funcionario quedó de acuerdo en llevárselo a la mañana siguiente. Estaba escrito con tinta negra sobre pergamino oscuro y Sprague quedó desilusionado al comprobar que no era capaz de descifrar ninguna de sus letras.

El funcionario dijo que estaba escrito en un idioma llamado diurano, que aún era hablado por unos pocos ancianos del pueblo de Duria, en la región kurda del noreste del Irak. Cuando Sprague le preguntó si el manuscrito estaba en venta, el funcionario le mencionó un precio que era elevado pero no desmedido. Sprague, bastante seguro de que, si fuese necesario, podría revender el manuscrito a la sección de antigüedades del museo de Filadelfia, lo compró. Aparentemente no tuvo ningún problema para sacarlo del país.

Una vez de nuevo en América, trató de hacerlo traducir, pero se vio frustrado. Los expertos le dijeron que se trataba de un idioma que se parecía al persa, pero que en su mayor parte parecía ser geberiano. Esto animó a Sprague, que observó que la palabra geberiano se derivaba del alquimista Geber, el cual fue más o menos contemporáneo del legendario Alhazred. Sin embargo, Reinhold Carter, del Museo Metropolitano, declaró que estaba seguro de que el manuscrito era una falsificación del siglo XIX, lo cual lo llevó a una decepción.

En 1969, su interés volvió a renacer al recibir una carta del funcionario de Bagdad ofreciéndole, en una postdata, la recompra del manuscrito por una cantidad superior a la que había pagado. Expresó su deseo de hablar sobre el particular, pero no recibió respuesta. Otro corresponsal árabe le dijo más tarde que el funcionario había sido encarcelado por malversación de fondos del gobierno.

En 1973, Sprague decidió publicar el manuscrito en facsímil, que apareció en el Owlswick Press de Filadelfia con el título de Al Azif, El Necronomicón. En un prólogo, Sprague contaba la verdadera historia de la forma en que lo había conseguido, pero después le agregó una pizca de ficción, asegurando que tres eruditos árabes, después de haberse comprometido a traducirlo, habían desaparecido, y que esto se debía probablemente a haber susurrado las palabras mientras las escribían. La intención era la esperanza de que algún erudito árabe se interesase por el misterio.

Este es el momento en que apareció Robert Turner en el asunto. Turner es el fundador de un moderno grupo mágico llamado la Orden de la Piedra Cúbica, que actúa en Wolverhampton. Sin ir más lejos, fue el mismo que descubrió la carta que el erudito le envió a John Dee hablándole de "Donwiche". Ya volveremos a hablar de él.


b1. ¿Relacionado con Aleister Crowley?


Un discípulo del mago inglés Aleister Crowley llamado Kenneth Grant señala un paralelismo entre las deidades y lugares mencionados en los Mitos de Cthulhu con los que aparecen en un libro escrito por su mentor. Crowley, señala, tenía también su libro sagrado, no Al Azif, sino Al vel Legis, el Libro de la Ley. En realidad lo escribió él mismo en un estado de semitrance, y durante toda su vida continuó creyendo que le había sido dictado por Aiwass, un ángel guardián.

Tanto Crowley como el Amanecer Dorado se refirieron a menudo a los Grandes Antiguos, nombre que Lovecraft da a su raza de dioses. Lovecraft habla del Yermo Frío, un reino situado más allá de nuestro espacio y tiempo. Crowley habló del Yermo Frío llamado Hadith. Lovecraft habló del gran Cthulhu que yace soñando en R'lyeh, Crowley del sueño original de los Grandes Antiguos. Y Grant declara que el culto a Aiwass de Crowley, o Aiwazde Acadia "puede ser rastreado... hasta un período que inspiró la secular Tradición Draconiana de Egipto que se dilató hasta las primeras dinastías, cuyos monumentos dejaron deteriorar los adversarios del culto primitivo. Estas dinastías fueron borradas con el fin de destruir todo rastro de un supuesto culto al Diablo... ".

Todo esto hace suponer que la ficción de Lovecraft fue, básicamente, más real de lo que creía.


¿Y con H. P. Blavatsky?

Volviendo con los argumentos de Robert Turner, el mismo señalaba las coincidencias con la obra lovecraftiana. Según su teoría, la mitología de Lovecraft estaba basada en una antigua tradición mágica. Helena Petrovna Blavatsky, ocultista y teósofa rusa, hablaba de "ruinas ciclópeas y piedras colosales" enLa Doctrina Secreta, una de sus obras más importantes. Vale destacar que Blavatsky es reconocida como la fundadora de la corriente teosófica, un título para nada menor, y que según sus palabras, había tenido acceso a un libro desconocido y extraterrestre llamado Las Estancias de Dzyan o simplemente, The Book Of Dzyan.

El mismo, según palabras suyas, consistía en "una colección de hojas de palma que, mediante un proceso desconocido, son impenetrables al agua, al fuego y al aire". Tomando en cuenta los estudios realizados al respecto, Lovecraft pudo haber tomado parte de su mitología de La Doctrina Secreta. Incluso el autor cita a Las Estancias de Dzyan en algunos de sus cuentos, por lo que esta versión cobraría más fuerza.


4-A modo de conclusión



Tomando en cuenta que los datos vertidos en el presente post son apenas algunos entre un océano casi inabarcable de información, podría decirse que es prácticamente imposible llegar a una conclusión definitiva. En más de una ocasión se han cruzado la realidad y la ficción; en otras, las han cruzado intencionalmente. Pero en todas ellas ha habido un componente infaltable: el misterio.

Tanto despertó este manuscrito en el público lector como en los curiosos, que -como se ha dicho-no ha faltado quien asegure haber preguntado en las bibliotecas reales por un ejemplar del temido Necronomicón, pese a las advertencias que su propio creador dejó en sus escritos. Otros, directamente se han ufanado de poseerlo o de "conocer a alguien" que lo tiene escondido.

Lo cierto es que, al pensarlo como un compilado de textos mágicos antes que una obra única, se abre un abanico de posibilidades impensadas e inexploradas. Si se busca con tranquilidad, podrían encontrarse conexiones con centenas de referencias a otros libros de ocultismo o rituales peligrosos.

Aún así, si bien no puede afirmar categóricamente la existencia de este libro -porque ha sido negada por el mismo H. P. Lovecraft-, sí se pueden trazar algunos paralelismos. Veamos.

Uno de los personajes envueltos irremediablemente en esta historia es nada menos que el mago y nigromante británico John Dee, quien aseguró tener contactos con "ángeles". En el Siglo XVI, un "ángel" simbolizaría lo que hoy llamamos un "extraterrestre" o simplemente una entidad que no se encuentra en nuestro espacio o dimensión temporal; con lo que podríamos especular con la naturaleza de esos escritos.

En la Edad Media proliferaban libros de hechizos conocidos como grimorios, los cuales contenían fórmulas de invocación a estos seres, ya fuera de origen divino o maligno. Con el avance de los siglos, se dio otro nombre a estas entidades o bien se las quiso emparentar con seres más "reales" o más lógicos, si se quiere.

De esta forma, cabe la posibilidad de que estos rituales sirvieran para traer al mundo seres de otras dimensiones -sin importar sus intenciones con respecto al bien o al mal-,. constituyendo un peligro considerable para la raza humana, puesto que estarían "jugando con fuego" al tratar con entidades de una naturaleza superior sin conocer el alcance de su potencial.

En el caso del Necronomicón, se trataría de una naturaleza directamente maléfica e incontrolable, por lo que si Lovecraft tuvo acceso a escritos "verídicos", hizo muy bien en ocultarlos y presentar una ciencia ficción/terror mucho más apasionantes que las ya tradicionales.

Por supuesto, es casi imposible ofrecer un listado de las ficciones posteriores que se escribieron, cantaron y filmaron en homenaje a Lovecraft y su grupo de dioses llamados "Grandes Antiguos"; desde una banda psicodélica con el nombre del autor, pasando por incontables ediciones en distintos idiomas del famoso Necronomicón, ofreciendo considerables diferencias entre sí, pobladas de dibujos y esquemas destinados a invocar a Nyarlathotep o Yog-Sothoth, entre otros.

Desde la película llamada The Dunwich Horror de 1970, hasta la mención de Evil Dead (1981) o la conocida simplemente con el nombre del libro (1993), que narra tres historias conectadas con este horroroso ejemplar; el homenaje de Metallica en su composición llamada The Call Of Ktulu, mal escrita a propósito, según palabras de los músicos, "por temor a invocar a la deidad"; el disco de la banda de música oscura Nox Arcana (2004), con el nombre del ejemplar: Todas y cada una de estas representaciones mantienen vivo el mito. Si hay una certeza con respecto a este tema, es que seguirá alimentando miles y miles de obras y leyendas, de esas que el hombre gusta de perpetuar por siglos...






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