Entrevista realizada por el periodista Marco Bustamante (Crónica TV) al Antropólogo Federico Maurantonio



1) Primero me gustaría que te presentes y nos cuentes un poco tu trayectoria.

Desde ya muy agradecido por la deferencia de entrevistarme. Soy Federico Maurantonio Salinas, tengo 39 años, Licenciado en Antropología, egresado de la UNR hace más de una década. Ya desde los comienzos de mi carrera me dediqué a la investigación de los fenómenos místico-mágicos-religiosos que se manifiestan en las culturas, y la interpretación que hacen los actores sociales sobre los mismos. Entre todos estos fenómenos siempre me impresionó esa extraña seducción que provocan en los actores sociales los fenómenos relacionados a la temática de índole demonológica, parapsicológica, satanista, y demás mancias, con o sin ningún tipo de vinculación.

2) ¿Que te pasó cuando viste la transmisión del exorcismo del Padre Manuel Acuña?
Realmente me encuentro familiarizado con este tipo de prácticas rituales. De una u otra forma todas las culturas poseen algún ritual de exorcismo, sean politeístas o monoteístas. Cuesta mucho familiarizarse con ellas, dado que poseen marcadas muestras de crueldad, dolor, desesperación, angustia… el que observa no puede no ponerse en alguno de los roles del ritual, ya sea en el del curaca, el poseído o algún actor participante secundario.

2.1) ¿Te pareció creíble?
Si, absolutamente. Muchos pueden pensar en una muy buena puesta en escena o en una recreación, pero la mayoría de los exorcismos repiten las características y acciones del realizado por el Obispo Acuña: Una persona “enferma” (o más personas) en un estado de sobrexcitación, fuera de si. En estos episodios los posesos, comúnmente, pueden hablar en lenguas, emitir sonidos guturales, poseer fuerzas inusitadas, hasta adquirir de repente dones como la clarividencia, la telequinesis, telepatías y hasta piroquinesis (prender fuego con la mente). Casi siempre cualquiera de estas manifestaciones está acompañada por una marcada animadversión hacia los símbolos sagrados: agua bendita, hostias, crucifijos, reliquias, libros sagrados, oraciones específicas.

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3) Ayer (por hoy) le decía al Padre Manuel que era muy importante sacar del armario a Satán. Porque nos ayuda a marcar parámetros. ¿Cómo vive la antropología eso?

Satán o el Diablo, o cualquiera de las representaciones de lo maligno en las sociedades, es, y opera, como un fagocitador de voluntades, como un devorador de esperanzas. Muchas personas no se dan cuenta de las consecuencias nefastas que acarrea el hecho de involucrarse con las fuerzas negativas: el daño, la brujería, es más, aún sin caer en esas prácticas, es indispensable alejarse del Odio, generador de: malos pensamientos, envidia, ira, cólera, maledicencia. Vivimos en una sociedad dónde el odio se manifiesta hasta en los actos más sencillos. El Dalai Lama siempre asevera que cuando no se pueda hacer el bien por lo menos no hagamos daño.


4) ¿Por qué razón en la sociedad moderna no encaja el demonio?

El sólo hecho de pensar que los “demonios” se fueron de gira es contraproducente. Saber bien el sitio que ocupa lo malo en la sociedad debería servirnos para focalizar nuestros actos en cuestiones positivas y generadoras de actos del mismo calibre. Estemos ante un ser maligno o una sensación de agobio y quebranto emocional, lo mejor es estar en la vereda correcta. Pensar que porque vivimos en el SXXI el demonio es una cosa del cine o la edad media es un error. De ser así deberíamos pensar que Buda, Jesús, Krhsna o Mahoma son personalidades obsoletas.


5) Está creciendo la adhesión a sectas satánicas, la participación en los ritos introducidos por estas, la invocación de seres demoníacos, el culto personal y solitario del demonio, y la afirmación de ideas provenientes del ambiente satanista. ¿Existe algún motivo?

Las sectas crecen siempre en espacios dónde las religiones mayoritarias han fracasado y dejado grandes huecos en su relación con los fieles. El mercado religioso y los actores sociales buscan milagros y soluciones Express. La invocación a muertos o demonios para solicitar favores es casi ancestral, muy anterior al cristianismo.
El Satanismo, como religión, en todas sus expresiones, está ligado al egoísmo a ultranza, en el desprecio por el otro, en la creencia del yo superior. Analizando las sociedades actuales no es de extrañar el avance de este tipo de manifestaciones. La globalización trajo aparejada mucha segregación, valga la dicotomía, muchas nuevas formas de xenofobias y de egoísmos extremos… no es de extrañarse que un partido político liderado por extrema derecha satánica haya salido tercero en Grecia o que en los EEUU se esté por levantar una estatua a Lucifer. No se trata de libertad religiosa sino de pérdida de valores humanos básicos. En tanto la humanidad no busque un cambio, un recto camino, veremos mucho más de esto.

6) El exorcismo del lunes devuelve al tapete público, a un diablo tangible. Una personalidad, con características y voluntad. Y vemos que existe un rechazo de parte del público con la noticia. ¿Se puede explicar desde la antropología?

Siempre utilizo una frase de cabecera del padre de la antropología interpretativa, Clifford Geertz. El señala que los antropólogos no cazamos dragones, cuanto mucho los domesticamos. El Diablo nunca se fue, se lo intentó esconder debajo de la alfombra, pero como señala el famoso poeta Baudelaire: la mayor argucia del Demonio es hacernos creer que no existe. El rechazo del público puede tener varias explicaciones, pero lo que no hay que olvidar es que sea por una posesión demoníaca o por una enfermedad en ese suelo de la iglesia hay una persona que está sufriendo, y mucho, y si el Obispo Acuña ayudó a liberar o a mitigar ese mal, bienvenido sea; luego podremos discutir si fue por fe o por eficacia simbólica, pero… serviría de mucho saber cuál fue la que obró si la persona se encuentra recuperada?
Recuerdo siempre el caso de Emily Rose dónde por no ponerse de acuerdo la fe y la ciencia, la chica terminó perdiendo la vida. Es mucho más fácil llegar a la solución de este tipo de problemas desde el Amor y la Unidad que desde la negación por la negación misma.

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