Ochate ¿La puerta del infierno?

Ochate, la meca del misterio Ochate, situado en el condado de Treviño (Burgos) a 14 kilómetros de Vitoria, se puede llegar en coche hasta San Vicentejo, luego hay que proseguir el camino a pie por un camino de tierra, al poco se verá la torre de Ochate que será nuestra misteriosa guía, seguirla visualmente y llegaréis al pueblo de Ochate. Donde el misterio os envolverá sin que podais hacer nada para remediarlo. Datos históricos Año 1134: Goate (puerta de arriba) aparece por primera vez dentro de la Nomina de San Millán, en ese momento el pueblo contaba con tan solo 15 habitantes. Año 1234: En este año se construye la “famosa” torre de Ochate, ubicada sobre la llanura, se cree que su primera función fue la de actuar como faro para orientar a carruajes y campesinos. Año 1254: Incomprensiblemente en este año y hasta muy bien entrado el siglo XVI no se recogió ningún dato. Año 1557: Ochate aparece como un pueblo despoblado debido a la emigración de sus habitantes a otras zonas o su muerte y desaparición. Año 1750: En este año el censo da referencia a tan solo seis habitantes. A partir del siglo XIX es cuando Ochate se convierte en uno de los lugares más habitados en la comarca y cuando empieza a desarrollarse la maldición… Son tres las epidemias que arrasan Ochate: 1º En 1860 se extiende la viruela, de la que apenas sobreviven una decena de personas. 2º En 1864 se extiende el tifus, arrasando también con casi toda la totalidad de habitantes. 3º En 1870 se extiende el cólera, que fulmina para siempre a toda la vida de este pueblo.Lo raro del caso es que estas epidemias solo afectaron al pueblo de Ochate y no a las otras comarcas que había a los alrededores. ¿Casualidad? Desapariciones En Noviembre de 1868 el párroco del pueblo Antonio Villegas, se dirigía a la ermita de Bergondo, para recoger unos utensilios. Varios vecinos le vieron subir por la ladera. Pero aquella vez fue la última que fue visto, ya que despareció sin dejar rastro. Un joven agricultor llamado Juan Peché desapareció sin dejar rastro. Nadie supo nunca que ocurrió. En su casa se encontró la comida a medio hacer, enseres personales, ropa, dinero, etc… El mismo día en el que despareció Juan Peché, el agricultor F. Amestoy apareció en el sendero que conduce al pueblo totalmente calcinado. Nadie fue capaz de encontrar nada que pudiera explicar tal hecho, y hoy en día se sigue sin saber qué sucedió aquella noche. Ovnis sobre Ochate El labrador Víctor Moraza, fue el primero en denunciar en 1947 la presencia de luces extrañas sobre las ruinas de Ochate. Destellos que, como recoge Iker Jiménez en su libro, «parecían descender en vertical hacia el poblado. Raudo se adentró en las ruinas y allí, sobre la torre, se balanceaba algo parecido a un globo blanquecino y silencioso de dos metros de diámetro. Tras permanecer estático unos segundos, se desplomó sobre la edificación iluminando toda la zona con fuertes resplandores». El 17 de Agosto de 1978, Ángel Resines se encontraba regando su huerto cuando observó en las proximidades de Ochate una luz blanquecina que se iba acercando rápidamente. Ángel muy asustado tuvo que echarse al suelo para que la esfera no chocase sobre él. Rápidamente se dirigió hacia un cobertizo para esconderse observando como el objeto luminoso ascendía estrepitosamente dividiéndose en tres luces de similar tamaño. Al momento se alejaron rápidamente y en silencio hacia unos montes cercanos, donde cayeron a tierra. El 24 de junio de 1981 Prudencio Muguruza observó una gran esfera de color azul que parecía descender en las cercanías de Ochate. “Sentía un miedo indescriptible, oía a mi alrededor una especie de intensísimo zumbido; sin pensarlo dos veces, como un autentico autómata, saque una foto con mi modesta cámara a aquel increíble fenómeno”. Encuentros con lo imposible En 1986 el empresario Fernando Gil encontrándose junto a la torre de Ochate, pudo oír unas pisadas que formaban un circulo que se iban cerrando a su alrededor, hasta que notó como una mano invisible le tocaba el hombro. En Julio de 1987 la primera y tercera compañías de carros blindados de la base militar de Araca (Vitoria) estuvieron perdidas durante más de cuatro horas deambulando por una espesa niebla en Ochate. Entre una y otra compañía no podían establecer contacto alguno pese a estar separados por tan solo 300 m. Los equipos de comunicación no funcionaban, había unas inexplicables interferencias, y las dos compañías estuvieron deambulando por las inmediaciones del pueblo durante cuatro horas sin encontrarse entre sí. Por lo raro de la situación y debido a la imposibilidad de comunicación, el sargento Resines, a cargo de una de las compañías, decidió salir a buscar a la otra y conociendo bien la zona admitió que por unos momentos se sintió perdido sin conocer donde se encontraba y tuvo que volver. Debido a la situación de desconcierto y nerviosismo, el capitán Aparicio ordenó volver a la base. En ese mismo año un grupo de investigadores entre los que se encontraba Alberto Fernández, decidieron ir a Ochate. Cuando se dirigían a los coches, se encontraron a Alberto Fernández muerto dentro de su coche. Algunos meses después de su muerte, esos mismos investigadores escucharon una especie de lamentos en el cobertizo de Ochate, se asomaron por la puerta y vieron una figura humana con barba y nariz aguileña como la de Alberto Fernández, según relataron después. Pero sin duda una de las historias que más me han impresionado es la de Mikel Colmenero, cámara y radioaficionado de Vitoria. Al ir alejándose del grupo principal con su vehículo éste comenzó a fallar, y al intentar volver vio como pasaron por los laterales de su coche dos humanoides de unos tres metros de altura y cabezas ovaladas, con unos trajes ceñidos de color negro y dos franjas más claras. Se quedo inmóvil y los dos humanoides se fueron alejando. Parece ser que en ese momento, en una cinta que llevaba Mikel en el radio-casete de su coche, se grabó la frase “yo sí estoy”, y provocó tanto pavor en el testigo que la destruyó. Estas son muchas de las leyendas y acontecimientos que han ocurrido en Ochate. Pone a uno la piel de gallina saber que en ese recóndito lugar cercano a Vitoria, han ocurrido tantos sucesos inexplicables.

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