La Iglesia Adventista. Iglesias Cristianas.



La Iglesia Adventista del Séptimo Día es una denominación cristiana protestante,​ distinguida por su observancia del sábado como día de reposo y por su énfasis en la creencia de una inminente segunda venida de Jesucristo. La denominación surgió del movimiento Millerista en Estados Unidos a mediados del Siglo XIX, y fue establecida formalmente en 1863. Entre sus fundadores destaca Ellen G. White, cuyos extensos escritos continúan siendo altamente valorados por la Iglesia.

Gran parte de la teología adventista corresponde a enseñanzas protestantes comunes, como la autoridad infalible de las Sagradas Escrituras, la Trinidad y la salvación por gracia. Sin embargo, presentan importantes creencias distintivas, como el estado inconsciente de los muertos, el juicio investigador y la observancia del sábado como día de reposo. La iglesia es conocida por su énfasis en la salud y la alimentación —promoviendo activamente el vegetarianismo—,​ la educación, la protección de la libertad religiosa, y sus principios y estilos de vida conservadores.​

La iglesia mundial se rige de una manera democrática; esto significa que sus miembros escogen delegados cada cinco años para la elección de nuevos líderes, forman la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, con regiones más pequeñas administradas por divisiones, uniones, misiones/asociaciones y distritos. Actualmente cuenta con más de 20 millones de miembros, tiene una presencia misionera en más de 200 países y territorios y se diversifica étnica y culturalmente. La iglesia administra numerosas escuelas, universidades, hospitales, clínicas, institutos y casas editoriales en todo el mundo, así como una destacada organización humanitaria conocida como ADRA, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales.

El surgimiento del adventismo se enmarca dentro del Segundo Gran Despertar religioso, ocurrido durante la primera mitad del siglo xix. La inestabilidad político-social —provocada por las Guerras Napoleónicas— suscitó un reavivamiento en el estudio de las profecías bíblicas por parte de un grupo interdenominacional de protestantes, quienes consideraron acontecimientos como el Terremoto de Lisboa de 1755, el Día oscuro de Nueva Inglaterra en 1780 y la lluvia de meteoros de 1833, como señales del inminente retorno de Jesucristo.​ El interés profético fue estimulado por los estudios apocalípticos de Isaac Newton​ y por la obra La venida del Mesías en gloria y majestad del jesuita chileno Manuel Lacunza.

Uno de los creyentes más entusiastas fue William Miller, un granjero bautista de Nueva York, quien en 1818, tras dos años de intenso estudio de las profecías bíblicas, llegó a la conclusión —basándose en textos como Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «Daniel 8, 14». Biblia versión Reina-Valera y aplicando el principio día por año— que Jesucristo volvería a la tierra alrededor del año 1843.

En 1831, Miller comenzó a propagar sus ideas, dando inicio a un movimiento que atrajo a unas cincuenta mil personas de distintas confesiones religiosas, muchos de los cuales fueron expulsados de sus iglesias de origen al adherirse al Millerismo.​ Las ideas de Miller fueron difundidas por Joshua V. Himes, pastor bautista, mediante la edición de las revistas Signs of the Times y The Midnight Cry, y la publicación de numerosos folletos.​ Junto a Himes y otros líderes, Miller fijó definitivamente la fecha del regreso de Cristo para el 22 de octubre de 1844. Cuando esto no ocurrió, la mayoría de sus seguidores abandonaron el movimiento, retornando a sus iglesias de origen.

Un grupo minoritario continuó estudiando los textos bíblicos, intentando encontrar una respuesta a la fallida predicción.​ Algunos llegaron a la conclusión de que los cálculos de Miller eran correctos, pero había errado en la interpretación de la «purificación del santuario». Ellos consideraron que el texto se refería a la «purificación del santuario celestial» y no a la segunda venida de Cristo, acontecimiento que continuaron considerando inminente, pero evitando en lo sucesivo señalar una fecha concreta. Dentro de este grupo destacaban Hiram Edson, impulsor de la doctrina del santuario celestial; Joseph Bates, marino jubilado que había invertido toda su fortuna en la propagación del mensaje millerita;​ y James White y Ellen Harmon, quienes contrajeron matrimonio en 1846. Bates se convirtió en el principal defensor de la observancia del sábado como día de reposo,​ creencia adoptada de los Bautistas del Séptimo Día, y pronto aceptada por los líderes del movimiento adventista.

Inicialmente, los adherentes del millerismo no tenían la intención del formar una nueva iglesia, pero tras el gran chasco se vieron en la necesidad de contar con una institución que coordinara la difusión de sus creencias. En 1853 —como primer paso hacia una organización formal— se inició la entrega de credenciales pastorales, y en 1860 los creyentes acordaron la creación de una entidad que pudiera ser legalmente propietaria de las casas de culto y de una imprenta adquirida en 1855, que hasta ese momento se encontraban a nombre de James White.​ En la asamblea, celebrada en Battle Creek, Míchigan, escogieron ser conocidos como adventistas del séptimo día.

Por gran parte del s. xix, la iglesia luchó a medida que se formaban sus creencias y doctrinas fundamentales, especialmente por un número de teólogos que apoyaban la doctrina del arrianismo (aunque Ellen White estaba en contra de ella). Esto, junto a otras posturas teológicas de la iglesia, llevó al consenso entre grupos Protestantes conservadores de calificarla como una secta.​ Sin embargo, la Iglesia Adventista adoptó su postura oficial respecto a la Santísima Trinidad a comienzos del siglo xx y comenzó a dialogar con otros grupos protestantes hacia la mitad del s. xx, ganando poco a poco reconocimiento como iglesia protestante.

Los adventistas del séptimo día basan su doctrina en las cinco solas que resumen las creencias teológicas básicas de los protestantes: la Biblia como la única norma de fe y práctica de los cristianos, Cristo como único mediador entre Dios y los hombres,​ y la salvación como un don divino recibido únicamente mediante la fe,​ que tiene el propósito de vivir una vida que glorifique solamente a Dios.

La Iglesia se ha mostrado reacia a la formalización de un credo, argumentando que «La Biblia y solo la Biblia» constituye su único credo. Sin embargo, debido a la necesidad de una publicación oficial que permitiera a la comunidad comprender mejor la fe adventista, un comité de la Asociación General preparó un documento que exponía en forma abreviada las principales enseñanzas de la denominación.38​ Esta declaración —que incluía 22 afirmaciones— fue publicada por primera vez en el anuario institucional de 1931, y permaneció vigente hasta que la sesión de la Asociación General realizada en 1980 la reemplazó con un resumen similar pero más amplio, que contenía 27 párrafos publicados bajo el título de Creencias Fundamentales de los Adventistas del Séptimo Día.38​

Con el objetivo de asegurar que no se interpretara el documento como un credo inmodificable, el año 2000 se añadió un preámbulo, expresando que «Estas creencias, tal como se presentan aquí, constituyen la forma como la iglesia comprende y expresa las enseñanzas de la Escritura. Se pueden revisar estas declaraciones en un congreso de la Asociación General, si el Espíritu Santo lleva a la iglesia a una comprensión más plena de la verdad bíblica o encuentra un lenguaje mejor para expresar las enseñanzas de la Santa Palabra de Dios.»​ Una expansión y revisión tal ocurrió el año 2005 al aprobarse una declaración adicional, quedando resumida la doctrina de la iglesia en 28 creencias fundamentales. La aceptación pública de estas creencias es prerrequisito para el bautismo y —por lo tanto— para ser llegar a ser miembro de la Iglesia.

Casi todas las creencias de la Iglesia Adventista son compartidas por uno o más grupos cristianos. Sin embargo, algunas son rasgos distintivos de esta denominación.
La organización oficial de la iglesia se realizó el 21 de mayo de 1863, al constituirse la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, que contaba inicialmente con 3500 miembros, distribuidos en 125 iglesias que eran dirigidas por 30 pastores.​ Como presidente de la iglesia fue elegido en forma unánime James White, quien declinó el cargo, el cual fue ocupado finalmente por John Byington.

Los adventistas del séptimo día comparten con los cristianos y los credos protestantes históricos la creencia en un solo Dios creador, sustentador y gobernante del universo, que es omnipotente, omnisciente y omnipresente.​ Profesan que la divinidad es una unidad de tres personas coeternas: Dios el Padre,​ Dios el Hijo y Dios Espíritu Santo.​

Creen también que las Sagradas Escrituras —que abarcan el Antiguo y el Nuevo Testamento— son la revelación inspirada de Dios a los hombres, y constituyen la única regla de fe y práctica.

Sostienen que Jesucristo es Dios en toda la extensión de la palabra, y que ha existido con el Padre desde toda la eternidad. Se encarnó mediante una concepción milagrosa y un nacimiento virginal, y vivió una vida sin pecado en la tierra. Su muerte vicaria y expiatoria es suficiente por sí misma para la redención de la humanidad. Al tercer día resucitó de la tumba, y posteriormente ascendió literal y físicamente al cielo, donde ejerce como mediador ante el Padre.​ Retornará a la tierra en una segunda venida inminente, literal, personal, visible y de alcance mundial.

Consideran además que el hombre fue creado inmaculado, pero que por su subsiguiente caída entró en un estado de separación y depravación. Sin embargo, puede alcanzar la salvación únicamente por gracia, a través de la fe en el sacrificio de Jesús en la cruz.​ La entrada a la vida nueva en Cristo es mediante el bautismo, una confesión pública de la muerte del viejo hombre y del nuevo nacimiento. La iglesia es la comunidad de creyentes que confiesan que Jesucristo es Señor y Salvador, un cuerpo con muchos miembros, llamados de toda nación, raza, lengua y pueblo.​ De esta forma, enseñan que el hombre es justificado por la fe, santificado por la morada interior de Cristo a través del Espíritu Santo, y será glorificado en la resurrección o traslación de los santos, cuando Jesucristo retorne a la tierra.​ En la Tierra Nueva, Dios proporcionará un hogar eterno para los redimidos y un ambiente perfecto para la vida, el amor, el gozo y el aprendizaje eternos en su presencia.​

Por último, comparten que el matrimonio fue establecido por Dios en el Edén para que fuera una unión para toda la vida entre un hombre y una mujer,​ que habrá un juicio de todos los hombres,​ y que el evangelio ha de ser predicado como testimonio a todo el mundo.

Creencias comunes con algunos grupos cristianos

En cuanto a ciertas doctrinas controvertidas entre los cristianos, los adventistas del séptimo día sostienen uno de entre dos o más puntos de vista.​

Aseveran que los Diez Mandamientos son la norma de vida y conducta para los hombres de todos los tiempos, rechazando que el decálogo haya cambiado o que haya sido abolido.​ Comparten con los bautistas del séptimo día y otros grupos la creencia en que el séptimo día de la semana, el sábado, es el día de reposo bíblico. Niegan que haya sido abolido, que haya pasado a ser el primer día o que sea meramente una séptima parte del tiempo.

Manifiestan que la humanidad es libre para escoger o rechazar el ofrecimiento de salvación mediante Cristo, negando que Dios haya predeterminado que algunos hombres se salven y que otros se pierdan. Afirman que el hombre fue dotado en la creación de inmortalidad condicional, rechazando que las personas tengan inmortalidad innata o un alma inmortal.​ Los malvados serán castigados con sufrimiento y una destrucción completa en el lago de fuego. No creen en un infierno que arderá eternamente en el que las almas serán atormentadas sin fin.

Consideran que los creyentes son responsables por el uso adecuado del tiempo, de las capacidades y posesiones, y de las bendiciones de la tierra y sus recursos, los cuales Dios colocó bajo su cuidado. Promueven el diezmo como el plan de Dios para el sostenimiento de la iglesia, negando que este fuese instruido únicamente para los judíos.

Sobre el bautismo, creen que debe administrarse únicamente por inmersión; no mediante aspersión, derramamiento, inmersión triple u otras formas.​ Enseñan que ha de practicarse la ordenanza instituida por Cristo de lavarse los pies unos a otros en ocasión de la Cena del Señor; no creen que tal cosa fuera meramente un acomodo a las costumbres y necesidades de aquellos tiempos.​

Por otra parte, los adventistas creen que Dios creó el mundo en seis días literales, rechazando que la creación se efectuara a lo largo de miles de millones de años o de procesos evolutivos.

Creencias distintivas

En algunas áreas del pensamiento cristiano, las doctrinas de los adventistas del séptimo día no son compartidas por ninguna otra denominación.

Creen que hay un santuario en el cielo donde Cristo ministra como sumo sacerdote y mediador en dos fases diferenciadas, la primera de las cuales culminó en 1844. Consideran además que habrá un juicio investigador en el que se decidirán los destinos de todos los hombres antes de la segunda venida de Cristo.

Afirman que el don profético —o «espíritu de profecía»— es uno de los dones del Espíritu prometidos a la iglesia de los últimos días,​ y que ese don fue manifestado a la Iglesia Adventista del Séptimo Día en la obra y escritos de Ellen G White.​

Consideran que el sello de Dios y la marca de la bestia, mencionados en el libro de Apocalipsis, son los símbolos de las fuerzas opuestas del bien y el mal en el último gran conflicto antes de que Cristo venga por segunda vez.

Por último, enseñan que los tres ángeles de Apocalipsis 14 representan la proclamación del último mensaje de Dios al mundo en preparación para la venida de Cristo.

Sostienen que la Iglesia y el Estado deberían actuar en esferas completamente separadas. Niegan que, en un esfuerzo por controlar la religión o las actividades religiosas de los hombres, la Iglesia deba dominar al Estado, o el Estado deba gobernar a la Iglesia.

Finalmente, promueven la abstinencia de prácticas tales como el uso de bebidas alcohólicas y del tabaco. Consideran que la indulgencia en estas cosas no es representativa del carácter de Dios.​

Los miembros de la Iglesia Adventista practican la cena del Señor (conocida en otras denominaciones como eucaristía) unas cuatro veces al año, la cual es un servicio abierto para miembros y no-miembros de la iglesia, que consta de renovar votos con Dios ya que al ser bautizados se vuelve a nacer, basado en el Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «Juan 13». El servicio incluye una ceremonia de lavamiento de los pies y la participación de la Cena del Señor que consiste de panes sin levadura y jugo de uva no fermentado.

En algunas iglesias, los miembros y otros amigos pueden quedarse en ella para un almuerzo a la canasta, para el cual todos contribuyen con un plato. Las actividades del sábado de tarde pueden variar mucho dependiendo del contexto cultural, étnico y social.

La importancia de la dieta y la salud:

Desde su fundación en 1863, la integridad y la salud han sido un énfasis de la Iglesia Adventista. Los Adventistas del Séptimo Día presentan un mensaje de salud que recomienda el vegetarianismo​ y se espera la abstinencia de carne de cerdo, sangre, crustáceos, y otros alimentos proscritos como «animales inmundos» en Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «Levítico 11». «Deuteronomio 14, 3-21», al igual que la abstinencia de alcohol y tabaco u otras drogas.​ Los adventistas se abstienen de estos alimentos como deseo de mantener un estilo de vida saludable honrando a Dios en el cuidado de sus cuerpos pues lo consideran templo del Espíritu Santo.

Los pioneros de la Iglesia tuvieron mucho que ver en la aceptación habitual de los cereales para el desayuno en la dieta occidental, y el "concepto moderno de cereales" se originó entre los adventistas. John Harvey Kellogg fue uno de los fundadores de la obra de la salud para los Adventistas. Su desarrollo de los cereales para el desayuno como un alimento saludable llevó a la fundación de la Compañía Kellog's por su hermano William. Tanto en Australia como en Nueva Zelanda, la "Sanitarium Health Food Company", propiedad de la iglesia, es un importante productor de alimentos saludables y/o vegetarianos, más prominentemente "Weet-Bix".

Según estudios la expectativa de vida promedio es de 88 años entre los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Críticas a las doctrinas

Críticos como el teólogo calvinista Anthony Hoekema (quien sentía que los adventistas estaban más de acuerdo con el Arminianismo), sostenía que algunas de las doctrinas adventistas eran heréticas. Tales doctrinas de acuerdo a Hoekema incluyen, el punto de vista aniquilacionista del infierno, el juicio investigador (y una visión relacionada con la expiación en el cristianismo), el Sábado; además el autor afirma que la doctrina adventista sufre de legalismo.

Mientras que algunos críticos como Hoekema han clasificado al Adventismo como una secta sobre la base de sus doctrinas atípicas,30​31​ ha sido aceptada como una iglesia por grupos evangélicos desde las reuniones y discusiones con los protestantes desde 1950. Notablemente, Billy Graham invitó a los adventistas a formar parte de sus cruzadas después de que la revista Eternity, una revista cristiana conservadora editada por Donald Barnhouse, publicara en 1956 que los adventistas son cristianos, incluso más tarde afirmó: "Son sensatos en las grandes doctrinas del Nuevo Testamento incluyendo la gracia y la redención a través del sacrificio vicario de Jesucristo 'de una vez y para siempre'".​ Walter Martin, quien es considerado por muchos como el padre del movimiento apologético anti-sectas dentro de las Iglesias evangélicas, escribió The Truth About Seventh-day Adventists(La verdad sobre los Adventistas del Séptimo Día) (1960) que marcó un cambio decisivo en la manera en que era visto el adventismo.

"...es perfectamente posible ser un Adventista del Séptimo Día y un verdadero seguidor de Jesús a pesar de los conceptos heterodoxos..."
Walter Martin, Kingdom of the Cults.


Ecumenismo:

"Reconocemos enteramente el hecho alentador de que una hueste de verdaderos seguidores de Cristo están esparcidos por todas las iglesias del cristianismo, incluyendo la Comunión Católica Romana. A estos, Dios claramente los reconoce como a los suyos. Aquellos no forman parte de la "Babilonia"descrita en el Apocalipsis."
Questions on Doctrine, p. 197.

"Dios tiene hijos, muchos de ellos, en las iglesias Protestantes, y un gran número en las Iglesias católicas, quienes son más genuinos en obedecer la luz y hacer lo mejor de acuerdo a su conocimiento, que un gran número de Adventistas observadores del sábado que no caminan en la luz".

1057 Iglesias Adventistas están localizadas en la Unión Argentina


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