Tumbas sin flores y difuntos olvidados: un signo de los tiempos


Martes 1 de Noviembre de 2011 | El Día de todos los Santos (que se celebra hoy) y el de los fieles Difuntos (mañana) genera un aluvión de visitas en los cementerios. Sin embargo, las autoridades reconocen que, salvo los días de fiesta, la gente visita cada vez menos las tumbas de sus familiares. De hecho, más del 30% de los monumentos está completamente abandonado. Un cambio en las costumbre...
"Somos mar, somos nube, somos olvido... Y somos también aquello que hemos perdido", escribió Jorge Luis Borges. Una frase repleta de poesía y nostalgia que, en los cementerios tucumanos, cobra una dramática actualidad. No sólo porque cada vez menos gente les lleva flores a sus difuntos, sino porque el abandono de los mausoleos crece casi tanto como la inflación.

En el Cementerio del Norte -tan concurrido y populoso hace 50 años- es donde más se nota: no sólo hay muy pocos visitantes; también es donde hay más olvido. "Es un poco como vivimos ahora, todo es más rápido. Uno antes se hacía el tiempo para despedirse de sus afectos, y hoy parece que no pasa tanto por ahí", señala la directora de Cementerios de la Municipalidad, Alicia Belmonte. La funcionaria asegura que hay ciertas fechas en las que los cementerios se llenan de gente y, en consecuencia, de flores: el Día de todos los Santos, el de los Fieles Difuntos y los días del Padre y de la Madre. No hay muchos más. El resto del año, los camposantos exhiben una pasmosa soledad. A tal punto que las autoridades cierran las puertas por la siesta. "Lo hacemos porque hay recambio de guardias y porque en tiempos normales, casi no viene gente. Además, tratamos de que siempre haya custodia, por el tema de la inseguridad", dice Belmonte.

Nuevas costumbres
Lo cierto es que en este nuevo siglo, la gente procesa las muertes de sus seres queridos de otra manera. "Yo trato de venir todos los domingos. Soy jubilada y aquí tengo enterrado a mi marido, a mi hijo y a mi nieto. Los tengo siempre en mi mente, pero siento que cuando les traigo flores, los tengo a mi lado", se sincera doña Lucrecia Valdés de García, que a sus 75 años, demuestra una vitalidad asombrosa. Pero su caso no es común. Las nuevas generaciones ven a los cementerios de otra manera. Los jóvenes no visitan regularmente las tumbas de sus familiares porque tienen otra manera de entender la muerte. "Ya no se inculca el culto a los muertos. Los padres de hoy, por ejemplo, evitan ir al cementerio con los chicos, algo que hace 20 años era extremadamente normal. En mi caso, crecí visitando la tumba de mis abuelos junto a mi padre. Y no creo estar traumada por eso", cuenta Ernestina Gutiérrez, de 45 años, quien lleva flores todos los sábados a su madre, fallecida en 2000.

Abandono

El cambio de hábitos de los tucumanos generó un dato preocupante: según cuenta Beltrán, hoy más del 30% las bóvedas de los cementerios municipales (el del Norte y el del Oeste) están abandonadas. Nadie las mantiene, ni las reclama. "No sólo se abandonan las bóvedas sino también los cuerpos. La ley actual no sirve, por eso queremos cambiarla. De todas maneras, perder el cuidado de las bóvedas también es un síntoma. Los abandonos existen porque la gente ya no quiere mantener estas estructuras. Hay que buscar una ley que se adapte a los nuevos hábitos pero que a la vez ayude a que se recuperen ciertas costumbres", opina la funcionaria. De todas formas, desde el municipio, se trata de incentivar a los dueños de mausoleos para que se hagan cargo de sus muertos, de la manera en que puedan. "Cuando la concesión de cinco años vence, les avisamos con reiterados comunicados que se encuentran en mora. Si aún así no tenemos novedades, intentamos contactarnos con ellos en sus domicilios. La idea es que tomen conciencia de que si no se hacen cargo, los restos de sus familiares terminarán en el osario común. Hasta les damos facilidades de pago y moratorias", sentencia.
La gaceta de Tucumán.

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